"No fue un examen fácil. Lo más complicado eran las cuestiones propias de los servicios que presta Correos, y algo menos la parte de legislación". Así se pronunció ayer una de las cerca de 3.000 personas que se examinaron en Oviedo para obtener una plaza fija en la compañía pública Correos. La convocatoria ofertaba 4.005 puestos, de los que a Asturias solo le corresponden 20: 5 para el área de atención al cliente y los otros 15 para reparto. Se trata de cifras muy alejadas de las 831 plazas que están en juego en la Comunidad de Madrid o de las 826 de Cataluña.

Para competir por la veintena de puestos del Principado estaban inscritos unos 4.000 candidatos, a los que se sumaban otros 1.500 que, aunque se apuntaron para realizar la prueba en Oviedo, aspiraban a plazas ofertadas fuera de la región.Hasta hoy no se dispondrá de datos precisos de participación, pero la experiencia de procesos selectivos similares indica que la tasa de presentados "suele rondar el 50 o el 55 por ciento", según explicó Sigifredo Fernández, uno de los responsables de la prueba en Asturias. La realidad de ayer vino a dar por buenas estas predicciones, pese a lo cual resulta patente la dificultad estadística de alcanzar el objetivo deseado.

Todos los aspirantes realizaron sus ejercicios en la Facultad de Economía y Empresa y en el aulario de Ciencias Jurídico Sociales de la Universidad de Oviedo. Según fuentes de Correos, no se registró ningún incidente relevante. Los exámenes constaban de 100 preguntas de tipo test, y a los candidatos se les daba 90 minutos para responderlas. Varias de las cuestiones estaban relacionadas con las leyes de violencia de género y de protección de datos. A algunos opositores les sorprendió que, pese a sobrar espacio debido a las muchas ausencias, la cercanía a sus compañeros de mesa era excesiva. No obstante, "como había dos tipos de examen, no había posibilidad de copiar".