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MIGUEL DELIBES DE CASTRO | Biólogo y divulgador científico

"Para llegar a un equilibrio entre el lobo y el hombre nos sobra pasión y falta calma"

"Los animales son caraduras, se acercan a los pueblos porque saben que nadie los perseguirá ni les hará daño"

Miguel Delibes de Castro. RICARDO SOLÍS

Miguel Delibes de Castro, vallisoletano nacido en 1947, fue ayer el invitado de honor de la asociación cultural "La Serrana" de Avilés, que está detrás de un ciclo de conferencias dedicado a la ciencia y la naturaleza. El biólogo y divulgador científico habló sobre el paisaje y el paisanaje en la obra literaria de su padre, el escritor y dramaturgo Miguel Delibes Setién. De Castro, que fue director de la Estación Biológica de Doñana y ha publicado varios centenares de artículos científicos en revistas internacionales, atendió a LA NUEVA ESPAÑA minutos antes de pronunciar la conferencia.

- Padre e hijo, un escritor consagrado y un científico preocupado por el medio ambiente, dialogaron sobre un tema ahora de candente actualidad, el cambio climático, en "La Tierra herida". ¿Es solo una metáfora?

-Es una metáfora, pero la Tierra está herida, aunque ella ni siente ni padece. A la Tierra le daría igual quedarse sin humanos y solo con un puñado de bacterias. Y somos poco conscientes de esto porque tenemos una idea clara y errónea de que somos el protagonista principal de la vida en la Tierra. Sí es cierto que hemos tenido mucho éxito, pero nos cuesta darnos cuenta de que dependemos del resto de seres vivos más que ellos de nosotros para sobrevivir.

- ¿Qué opina del cambio climático?

-Existe, no se puede negar. Hasta ahora y durante decenios se trató con cautela y prudencia, pero la comunidad científica ya habla de evidencias: las actividades humanas han cambiado el clima del planeta.

- En esto aparece Greta Thunberg, una activista medioambiental sueca centrada en los riesgos planteados por el calentamiento global. ¿Qué peso tiene esta adolescente en la batalla contra el calentamiento global?

-Su papel es muy importante y es transcendente porque ha conseguido movilizar a la sociedad. Siempre se dijo que había que confiar en los jóvenes, pero hasta Greta estos jóvenes estaban pasivos. Otra cuestión es que ni Greta ni los estudiantes ni los científicos pueden arreglar nada: para trabajar en contra del calentamiento global, si lo planteamos en serio, tiene que darse un acuerdo a muchos niveles, económico, político, social...

- ¿Opina que el medio ambiente es un argumento de debate político?

-Ojalá fuera un argumento de debate político en las elecciones generales o autonómicas, pero apenas se habla del medio ambiente. Ahora parece que el Gobierno de España apuesta por un cambio, pero aun así se habla muy poco y realmente hace falta ese debate político. La Unión Europea tiene las cosas bastante claras y el mundo también, aunque haya frenazos y marchas atrás como las de Donald Trump en Estados Unidos.

- Lluvias torrenciales, sequías, inundaciones, olas de calor... ¿Asturias puede perder la etiqueta de "Paraíso natural" si continúan los cambios en la frecuencia y severidad de estos fenómenos meteorológicos extremos?

-Trabajé medio siglo en Doñana: el parque se hizo en el año 1969 y yo llegué en el 72. Entonces no me podía imaginar lo distinto que iba a ser cincuenta años después. Es difícil predecir por dónde va a caminar la naturaleza, pero creo que Asturias se mantendrá como un paraíso natural. El riesgo de que esta región se vuelva desértica es menos que en el sur de España, por ejemplo. Sí puede ocurrir que se pierdan especies propias del clima frío que sobreviven en Asturias como el urogallo.

- Ya que cita al urogallo. ¿Es difícil el equilibrio entre la fauna salvaje y el hombre?

-Si hablamos del lobo, todo lo que tiene que ver con este animal me pilla muy de cerca y me zarandea. Creo que vivimos este problema con demasiada pasión e intensidad, cuando hace falta calma y racionalidad. Creo que hay que conservar los lobos, y creo también que ahora hay más lobos que hace medio siglo. Creo igualmente que hay que comprender los intereses de los ganaderos, intereses económicos y psicológicos también, pero estoy seguro de que para resolver el problema hay que ser menos apasionado en las posturas de amor y odio, que son poco racionales.

- Otro animal que da bastante guerra en Asturias: el jabalí.

-Me parece que debería haber menos, pero no sé muy bien cómo se tiene que resolver el problema. Lo cierto es que el respeto a los animales está generando problemas con algunas especies que llegan a ser más abundantes de lo que nos gustaría. Respecto al jabalí hay que poner coto a su expansión por los accidentes que provoca, la transmisión de enfermedades?. Yo creo que independientemente de las causas, si hubiera más depredadores habría menos jabalíes: los humanos hemos sido el principal depredador del jabalí durante muchos siglos y si ahora no depredamos, pues pueden ser más abundantes.

- ¿Y por qué los lobos o los jabalíes se acercan cada vez más a los humanos?

-En el norte de la Península hay mucho bosque, es evidente. Y en estos bosques los animales tienen refugio. Que se acerquen a los pueblos tiene que ver con que no se les persigue. Dicho de otra forma: los animales son caraduras que se acercan ahora a los pueblos porque saben que no se les hará daño ni se les perseguirá.

- ¿El despoblamiento de la zona rural no tiene nada que ver?

-No. Si el campo estuviera igual de poblado que hace años pero nadie hiciera nada por cazar se acercarían igualmente.

- La población osera goza de buena salud en Asturias.

-Debe seguir creciendo, todavía son pocos. No es el momento todavía de poner límites ni desde el punto de vista de sostenibilidad ecológica ni de sostenibilidad social. Todavía se pueden tolerar los osos. Lo que es cierto y nos preocupa es que pueda haber interacción osos personas dado que cada vez están más cerca y generan animadversión.

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