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Salud tendrá que ceder en la carrera profesional para evitar la huelga médica

La gerente del Sespa iniciará el martes la negociación con el SIMPA l Los médicos se declaran "quemados", pero dudan de la respuesta

Imagen del pacto, firmado el 11 de enero de 2013, que puso fin a la última huelga de médicos. De izquierda a derecha, la entonces gerente del Sespa, Celia Gómez; el consejero de Sanidad, Faustino Blanco, y los dirigentes del SIMPA Javier Alberdi (presidente) y Antonio Matador (secretario general). LUISMA MURIAS

La Consejería de Salud tendrá que realizar concesiones al Sindicato Médico de Asturias (SIMPA) si quiere evitar la cuarta huelga de facultativos desde que las competencias de la gestión sanitaria se transfirieran al Principado, hace ahora 18 años. Los años 2002, 2006 y 2012 vivieron movilizaciones y paros de médicos con diversos contenidos reivindicativos y grados de virulencia. La nueva campaña de presión que está activando el sindicato de facultativos pondrá a prueba por vez primera, a lo largo de las próximas semanas, la capacidad negociadora de los equipos que dirigen la Consejería y el Servicio de Salud del Principado (Sespa) desde el pasado verano, así como el temple del Presidente Adrián Barbón.

Si quieren aplacar los ánimos, las autoridades sanitarias tendrán que plantearse agilizar algunos asuntos que venían siendo objeto de negociación en los últimos meses. De manera destacada, los relacionados con la carrera profesional y con la movilidad forzosa. Una de las novedades de este nuevo tira y afloja, con respecto a los anteriores, radica en que por vez primera está al frente de la Consejería un médico que tiempo atrás fue miembro activo del SIMPA: no solo afiliado, sino también delegado sindical. Por lo tanto, se da por hecho que Pablo Fernández Muñiz conoce a la perfección las tripas de una organización sindical caracterizada por su capacidad para poner contra las cuerdas a las autoridades sanitarias a un coste relativamente bajo -al menos en el plano económico- para el sindicato, sus afiliados y los profesionales que secundan la huelga.

Pablo Fernández y sus colaboradores fueron situados al frente de la Consejería para relevar al equipo de Francisco del Busto, cuya gestión (2015-2019) estuvo inclinada en todo momento a satisfacer las demandas del Sindicato Médico, por dos razones. La primera, porque a su llegada al cargo, en 2015, se encontró con un colectivo médico muy tensionado con los recortes aplicados como consecuencia de la crisis económica de los años anteriores; y, la segunda, porque abrigaba una convicción resumible en esta aseveración: "Los médicos rinden más cuando están contentos que estando enfadados". Sin duda, la pretensión del SIMPA es reeditar lo que fueron cuatro fecundos años de logros sindicales.

"La gente está muy quemada, pero no creo que salga adelante una huelga", comentaba ayer un médico de uno de los hospitales grandes de la región. "Hay mucho malestar, pero tenemos que pensarlo bien. Lo que no vamos a hacer es una huelga para subir tres euros la hora de guardia, porque entonces igual perdemos dinero", explicaba una facultativa de un hospital periférico. Son algunas de las primeras reacciones a la encuesta enviada por el Sindicato Médico a sus afiliados como modo de sondear el ambiente y, de paso, calentarlo unos grados. "La huelga sería el último recurso. Solo llegaríamos a ella si no hubiera más remedio", indicó ayer a este periódico Antonio Matador, secretario general del SIMPA. Sin embargo, la primera pregunta del cuestionario es nítida: "¿Crees que hay motivos para una huelga de facultativos?".

La gerente del Sespa, Concepción Saavedra, recibirá a los dirigentes del Sindicato Médico el próximo martes, día 4. Será el primer morlaco de envergadura al que tenga que enfrentarse después de llegar al cargo envuelta en calurosos elogios proclamados por muy diversos representantes del sector sanitario. Por lo pronto, el SIMPA exigirá "un cronograma" que acote los plazos de discusión y acelere la toma de decisiones.

La Administración no quiere soltar prenda acerca de la postura que defenderá. El Sindicato Médico ha sintetizado sus reivindicaciones en un elenco de doce puntos, bajo un lema global: "No reivindicamos mejoras nuevas, sino recuperar lo que nos quitaron". De la docena de demandas, el propio Antonio Matador extrae algunas que parecen ser consideradas prioritarias por la plantilla médica: reactivar el ingreso y ascenso de tramos en la carrera profesional (con los pluses salariales que acarrea), recuperar la actividad de las tardes para los médicos mayores de 55 años que declinen realizar guardias nocturnas, retribuir el promedio de guardias durante las bajas maternales... Otro punto que los profesionales consideran de alta sensibilidad es establecer limitaciones a la movilidad forzosa para cubrir las alas de Asturias.

No obstante, el cuestionario enviado a los médicos aún tiene que realizar un recorrido que concluirá en torno al 15 de febrero. A partir de ahí, los dirigentes del SIMPA estudiarán las respuestas y, si la situación sigue sin ser de su agrado, comenzarán a orquestar una estrategia. "Son los propios médicos los que nos han pedido movilizaciones", argumentó Antonio Matador.

Ironías del destino, estos nuevos escarceos sindicales coinciden en el tiempo con el nuevo nombramiento del médico gijonés Faustino Blanco (consejero de Sanidad al que tocó aplicar los recortes en la legislatura autonómica 2012-2015) como secretario general de Sanidad del Ministerio de Sanidad, cargo que venía ocupando desde septiembre de 2018.

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