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El otro techo de cristal en los campus: solo el 14% de eméritos son mujeres

La flexibilización de los requisitos para que docentes jubilados mantengan el vínculo académico mejorará la presencia de las féminas en pocos años: "Tenemos que equilibrarlo para que no haya sesgo de género", plantea Granda

Las mujeres son minoría en la ciencia, tanto en las aulas como en los despachos. Igual sucede en el último tramo de la carrera académica: la emeritud. Alcanzar esa condición es voluntario pero está condicionado, entre otros requisitos, a tener una actividad de liderazgo académico dentro del área, disponer de un currículo con proyección nacional o internacional además de tener reconocidos un elevado número de quinquenios de docencia y el número máximo de sexenios de investigación. Incluso se valora haber desempeñado el cargo de Rector u otras responsabilidades unipersonales relevantes. Esa figura, pensada para que profesores jubilados puedan mantener el vínculo con la Universidad en tareas docentes e investigadoras fomentando la transferencia de la experiencia acumulada entre las generaciones más jóvenes halla un tapón en el caso de las féminas. El hecho de disfrutar de algún permiso de maternidad condiciona llegar o no a esos requisitos. La evidencia de esa segregación vertical en los tramos más altos de la carrera académica se aprecia en los últimos eméritos nombrados en la Universidad de Oviedo. Desde el curso 2010-11 hasta el presente 2019-20 han sido catorce los que han logrado esa condición. De ellos, sólo dos mujeres: Carmen Ansón (Historia Moderna) y Marta Elena Díaz García (Química). Esta última fue la incorporación más reciente al listado de eméritos, este curso, junto a Ramón Punset, Francisco Javier Álvarez Pulgar y Julio Bueno de las Heras. Cifras cantan: en esta década larga sólo un 14% de los profesores que alcanzaron la condición de eméritos eran mujeres.

Varias categorías

El rector, Santiago García Granda, reconoce que no existe una discriminación positiva explícita en este sentido "pero se facilitó mucho la vía de la emeritud". La primera barrera era que antes debían ser propuestos por el centro o departamento y ahora la iniciativa la puede tener el máximo responsable de la institución académica. "También facilita que haya más de una categoría de emérito", asegura García Granda. Los eméritos honoríficos tienen acceso a los mismos derechos que el emérito pero no forman parte del consejo de departamento ni tienen opción de sufragio en los órganos de la Universidad. "En realidad es una condición voluntaria, probablemente haya más techo psicológico de lo que realmente es", sostiene el Rector ante la escasa presencia de mujeres en la relación de eméritos de la última década en la Universidad de Oviedo. Sí están los exrectores Juan Sebastián López Arranz, Alberto Marcos Vallaure y Vicente Gotor Santamaría.

A finales de año el Ministerio de Ciencia y Universidades publicaba un decreto por el que las mujeres funcionarias podrían prorrogar un año el último sexenio vivo de investigación por cada permiso de maternidad, adopción o guarda con fines de adopción o acogimiento disfrutados. Se abría la oportunidad a una estrategia integral para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres a efectos del cómputo de los tramos de investigación para evaluar su actividad científica. Esa segregación vertical que sufren las científicas en España por disfrutar de los permisos de maternidad que ralentizan su carrera investigadora se vería en parte mitigada pero, ¿cuál es el panorama general en el mundo académico? Ascender hasta el último peldaño de la carrera científica requiere del cumplimiento de unos requisitos exigentes y las cifras de la Universidad evidencian un nuevo techo de cristal en esos puestos.

Más catedráticas

"Tenemos que equilibrar eso para que no haya sesgo de género", apunta García Granda, quien aclara: "En los eméritos honoríficos el reparto es más equitativo". Y añade que el número de mujeres que son líderes de grupos de investigación va en aumento: "eso significa que también son más las que se están acreditando a catedráticas".

El máximo responsable de la institución académica celebra las medidas del Ministerio para que se pueda retrasar en casos de maternidad la consideración de los sexenios de investigación. "Se valora como un período vivo de investigación y se puede solicitar al año siguiente el reconocimiento, sin que haya parones", recuerda García Granda. En la Universidad de Oviedo, explica, se esperan varias jubilaciones para este curso entre los que se encuentran nuevos candidatos con intención de solicitar la condición de eméritos. Y candidatas, precisa. En torno al mes de abril se abrirá el período de solicitudes. "Habrá nuevos y más eméritos y también esperamos más mujeres", concluye García Granda.

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