Fue una sensación de menosprecio lo que esta mañana sintieron los viajeros asturianos del Alvia que salió de Oviedo a las siete y media de la mañana en dirección a Madrid. En Valladolid fueron requeridos para que se bajasen del tren debido a que era necesario “hacer sitio a otros usuarios”. Más de un centenar de personas se quedaron durante una hora esperando a que otro convoy, en este caso de la clase Avant, lo recogiera para continuar marcha en dirección a Madrid.

El motivo por el que los viajeros asturianos tuvieron que bajarse de “su” tren es, cuando menos, cuestionable. El trayecto se realizó sin incidencia alguna hasta Palencia. En esta estación el holgado y cómodo desplazamiento ferroviario se vio alterado por un contratiempo ajeno: “Se subieron al tren los viajeros de un Alvia que se había estropeado. Uno grupo de personas nos dijeron que eran de Cantabria y que su destino era Alicante”, han explicado varios de los asturianos que formaban parte de la comitiva asturiana.

Un poco más apretados, pero viaje continuo sin aparentemente más molestias. El estupor llegó cuando el tren paró en Valladolid: “Nos pidieron que nos bajáramos y que nos recogería otro tren en aproximadamente una hora. No se nos dieron más explicaciones, pero todos entendimos que lo que se pretendía hacer sitio para la gente de Valladolid y no quedaban suficientes asientos libres debido a que se habían incorporado los de Santander”.

La solución no fue que esperaran los de Valladolid, que estaban en casa, ni que lo hicieran los cántabros, que al fin y al cabo habían sufrido el incidente con su tren. Fue la comitiva asturiana la que tuvo que asumir la espera. “Casi todos nos apeamos resignados, aunque hubo un par de personas que dijeron que ellos no esperaban y que no se bajaban”.

Al final, una hora de retraso.