En una fecha próxima pero aún indeterminada, cuando hijos, nietos y bisnietos estén en disposición de trasladarse a Asturias, las cenizas de Fernando Morán López serán trasladadas al Principado para ser depositadas, según su deseo, en Castrillón, junto a sus padres, Paz y Pedro, y su hermana Paz Morán López ("Tita" Morán), fallecida en septiembre de 2018.

La última morada de Fernando Morán será en el panteón familiar del cementerio parroquial de Santa María del Mar, a diez kilómetros de Avilés, la ciudad que le vio nacer en 1926 y a la que estuvo siempre estrechamente unido a pesar de que toda su vida como diplomático y político discurrió en la escena internacional y en la capital de España.

Fernando Morán, al igual que en su día hizo el premio Nobel asturiano Severo Ochoa, eligió para su eterno descanso un cementerio que se caracteriza por tener una vista privilegiada del mar Cantábrico. El científico reposa en el camposanto de Luanco; el político lo hará en un recinto ubicado en la falda de la ladera de la localidad de El Puerto, muy cercana a Santa María del Mar.

El vínculo de los Morán con el concejo castrillonense se explica porque la familia materna del exministro de Asuntos Exteriores procede de la localidad de San Adriano, perteneciente a la parroquia de Naveces, limítrofe con la de Santa María del Mar.

Los padres de Fernando Morán desarrollaron su vida en Avilés, donde él nacería y donde su abuelo había abierto en 1890 el popular Café Colón, hoy cerrado. Fallecido su padre, el ajetreado político realizaba escapadas a Avilés siempre que su agenda se lo permitía para visitar a su madre, que falleció en 1990 a los 87 años aquejada de problemas cardiacos. Ya nonagenario y según su hija Clara, Morán seguía mostrando deseos de visitar Avilés evidenciando lo mucho que le tiraban las raíces.