Se fueron las borrascas "Jorge" y "Karine" con muchos vientos, pero no frescos. Los termómetros de la región se situaron ayer en el entorno de los veinte grados e incluso los superaron, tanto en el interior como en el litoral. Precisamente en la costa asturiana se centraban ayer los avisos más fuertes en la despedida de la ciclogénesis "Karine", cuyos últimos coletazos hicieron que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) elevase a rojo -riesgo extremo- el aviso por vientos y oleaje en la mitad oriental del litoral de la región. Pero se quedó más en un aviso que en otra cosa.
De hecho, por los bufones de Pría, en Llanes, se acercaron ayer algunos curiosos pese al aviso de "riesgo extremo". El viento apenas les dejaba caminar y los acantilados no resultaban tan llamativos de lejos, pero había que intentarlo. Las intensas ráfagas de aire impedían ayer que el bufón se elevara imponente como en otras ocasiones, aunque no fueron capaces de amortiguar el rugido del Cantábrico bajo las rocas del acantilado. Al final, por uno u otro motivo, los bufones de Pría nunca defraudan. "Nos dijeron que esto era parecido a Los Hervideros de Lanzarote, pero aun no subiendo el mar hacia arriba entre las rocas, que parece que es lo que debería ser, esto es muchísimo más espectacular", indicaban Salvador Badenes y Montserrat Canales, agarrados con fe a sendos palos que clavaban en un suelo resbaladizo, junto al acantilado, mojado por la lluvia del día anterior y por el agua que dejaban las olas en el viento.
"Tal vez lleguemos a Barcelona en una de estas embestidas de aire", bromeaban los catalanes. "Jubilados como estamos, tenemos que volver a verlo en pleno apogeo", añadían. También prometieron volver, en su caso desde Albacete, Laura Rodríguez y dos de sus amigas. "Ahora mismo se han ido a buscar una gafas de sol que se ha llevado el viento a un campo de estos", refería Rodríguez respecto a sus acompañantes. "No nos hemos atrevido a acercarnos al acantilado, el viento es demasiado fuerte y nos da miedo", indicaba con cierto grado de prudencia. Tampoco les hacía mucha falta acercarse más. "Ya desde aquí resulta impresionante el sonido pese a lo poquito que han subido los bufones. Es más que suficiente para hacerte a la idea de lo bonito que puede ser esto", abundó.
Hortensia González y Pedro Rodríguez ya saben que, efectivamente, oír rugir al Cantábrico entre los bufones es "precioso". Pero ayer había que buscar otro atractivo: "El sonido es una auténtica pasada, aunque impone mucho respeto". González, aprovechando el anuncio del temporal, acudió con su marido a ver los bufones desde Ribadesella, donde viven desde hace algún tiempo. "Es bonito ver esta costa con un temporal, aunque hoy no pensábamos que fuera a ser así", decían, defraudados parcialmente por la falta de oleaje. "Igualmente, es impresionante", añadían.
Si allí soplaba el viento mucho, en Cabrales no le iba a la zaga. La Aemet registró en el montañoso concejo la racha más fuerte de la jornada: 105 kilómetros por hora. Le siguieron Taramundi (99), Llanes (98), Cabo Peñas (97) y Leitariegos (94). En cuanto a las temperaturas, Mieres registró 22,3 grados, y le siguieron Lena (20,8), Amieva (20,5), Colunga (20,5) y Llanes (20,4). Las olas más altas medidas en la costa asturiana alcanzaron los 6,69 metros de altura.
Para hoy, la Aemet prevé temperaturas en ascenso en varios puntos de la región, cielos nubosos, chubascos esporádicos y vientos menos fuertes.
