Dos túneles de la variante ferroviaria de Pajares tendrán que ser objeto de obras de adaptación en los próximos meses porque incumplen la normativa europea vigente en materia de seguridad: no tienen salidas de emergencia. Pero el Ministerio de Transportes defiende que estos cambios obligados no retrasarán la obra. Por lo tanto, se mantiene 2022 como el año en que el AVE llegará a Asturias, tal y como adelantó hace unas semanas a LA NUEVA ESPAÑA Isabel Pardo de Vera, presidenta del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif).

La "culpa" de que los túneles incumplan la normativa comunitaria la tiene el enorme retraso que acumula la obra de la Variante, diez años en la actualidad que acabarán siendo, al menos, doce. Porque durante los 16 años que dura ya la obra la Unión Europea ha modificado el reglamento de seguridad en los túneles ferroviarios. Así Bruselas exige ahora que todos los túneles con más de un kilómetro de longitud deben tener salidas de emergencia a la superficie laterales o verticales, como mínimo, cada 1.000 metros, así como galerías transversales para pasar al túnel paralelo, al menos, cada 500 metros.

En la Variante hay dos túneles, ambos en la zona asturiana, que no tienen este tipo de infraestructuras de evacuación y emergencia, los de Vega de Ciego (2.465 metros de longitud) y Pico de Siero (1.646 metros). Adif tiene que construirlas, y de hecho ya inició la tramitación administrativa para ello hace unos meses. "Cuando se hicieron, los túneles de la Variante de Pajares cumplían las normas europeas existentes en aquel momento. Pero las normativas van mejorando y como la obra se ha alargado en el tiempo habrá que adaptarlos a las nuevas exigencias", reconoció ayer en Pimiango (Ribadedeva), el jefe de mantenimiento de área del Noroeste de Adif, Avelino González Álvarez.

La norma europea cambió en el año 2014, pero no fue hasta el año pasado cuando Adif inició la tramitación para adaptarlos a las nuevas exigencias. En Adif no hay preocupación: "No habrá retrasos porque estamos todavía en fase de obras y hay suficiente tiempo. Además este tipo de obras tienen plazos de ejecución cortos", resaltó Avelino González. Aclaró asimismo que las obras para adaptar los túneles a la norma europea no tienen "nada que ver" con los problemas de impermeabilidad detectados en algunos pasos subterráneos, que "ya están resueltos".

La variante de Pajares tiene casi 50 kilómetros de longitud, los que separan la localidad leonesa de La Robla de Campomanes (Lena). En ese trayecto, que atraviesa bajo tierra la cordillera Cantábrica se han construido 12 túneles, 11 viaductos, dos puestos de adelantamiento y estacionamiento de trenes (PAET) y un puesto de banalización (desvío que permite a los trenes pasar de una vía a la otra). Este puesto de banalización estará dentro de los túneles de Pajares, los más largos del tramo, ya que suman 24,6 kilómetros, cada uno. La Variante ha costado ya hasta el momento cerca de 4.000 millones de euros y ha consumido 16 años de obras. Los túneles de Pajares empezaron a perforarse en 2004 y se calaron uno en 2009 y otro en 2010.