La presidenta del Consejo Regulador del cabrales, Jéssica López, recibió ayer "encantada", con una mezcla de alegría y satisfacción, la ratificación por parte de Guinness World Records que el más internacional de los quesos artesanos es el más caro del mundo, una distinción que logró por segunda vez el pasado mes de agosto, durante el Certamen de Arenas, al pagar un hostelero, tras una emocionante subasta, 20.500 euros por una pieza de poco más de dos kilos. Se batía así el récord mundial alcanzado por el queso cabraliego durante el mismo certamen el año anterior.

Guinness World Records, tras realizar las comprobaciones pertinentes, ha procedido a certificar la marca y a incluir el récord en su libro de registros. En la puja participaron quince establecimientos nacionales e internacionales, uno de ellos de Dubái. Jéssica López conoció la certificación de Guinness World Records momentos antes de recoger ayer el premio "Asturiano del mes" de agosto de LA NUEVA ESPAÑA.

Hay también una "cara B", porque el queso de Cabrales aún tiene "muchas batallas abiertas"; una de ellas, el fraude. "Es cierto que cada vez hay menos y en Asturias casi nada, pero fuera todavía se venden como cabrales piezas que no lo son", señaló López, quien resaltó la dificultad que entraña luchar contra las falsificaciones "con solo tres empleados", los que tiene el Consejo Regulador. Esta circunstancia hace "imposible" controlar "todos los supermercados de España". Además, las denuncias "no suelen llegar a ningún lado y a algunos falsificadores les compensa pagar las multas", indicó Ramón Huerdo, vocal del Consejo del cabrales.

Donde sí se registra "mucho fraude" es en restaurantes, pues en algunos de ellos se "venden" salsas de cabrales que no lo son en realidad. Es "un fraude que no se ve", indicó el secretario del Consejo Regulador, Jairo Huerdo.