La investigación de la Guardia Civil para esclarecer el extraño secuestro del gijonés de 34 años Pablo Juan Sánchez se intensifica para localizar a los captores. Podría tratarse de un grupo con experiencia y cierta profesionalidad, a la vista de las medidas de seguridad que han estado tomando desde que se llevaron al surfista de una nave industrial del polígono de Pervera (Carreño), el jueves de la semana pasada. Son muchas las incógnitas que rodean este extraño suceso al que los investigadores tratan de dar respuesta.
La declaración durante diez horas de Pablo Juan Sánchez no permitió arrojar luz a la investigación ni datos que facilitasen encajar las piezas del secuestro. Por un motivo o por otro lo cierto es que el testimonio del surfista gijonés de poco sirvió a los agentes al frente de la pesquisas.
El joven, que fue liberado tras siete días de cautiverio, logró coger un taxi en la parada de la estación de autobuses, donde le soltaron los supuestos captores, para que llevase a su casa, en el poblado de Roces. Allí, aturdido, se reencontró con la familia, que alertó a la Guardia Civil. Luego, tras pasar el examen médico correspondiente, fue trasladado a la Comandancia para declarar como testigo. Después regresó a su casa escoltado por dos agentes y allí permanece. No está previsto que le vuelvan a tomar declaración, salvo que las investigaciones lo permitan.
Las labores de la Guardia Civil están enfocadas en la zona de Candás, pero sin descartar ninguna línea. Otra de las prioridades es determinar el por qué del secuestro y qué se esconde detrás de la elevada suma de dinero que exigieron al hermano de Pablo Juan Sánchez para liberarlo.
