Las bodegas de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Vino de Cangas están notando cómo la demanda de vino está cayendo debido al cierre de los bares, restaurantes y vinotecas y muestran la incertidumbre a la que también se enfrenta este sector, que, por otro lado, tiene que seguir invirtiendo en el cuidado de los viñedos. El presidente de la DOP, José María Martínez, asegura que las ventas están siendo "mínimas o nulas" al tener los principales puntos de venta cerrados. Además, esta situación coincide con la época en la que las bodegas están sacando los vinos de la última vendimia y, por tanto, un momento que en otras circunstancias sería el de más ventas.
"Nuestros principales clientes son los bares y restaurantes, así que prevemos que será catastrófico, también estamos pendientes de lo que pasará con las exportaciones con el cierre de las fronteras y puesto que en la mayoría de países también están cerrando los locales", explica la bodeguera Beatriz Pérez. Ella es clara al describir la situación: "La facturación se para mientras que tenemos que seguir trabajando en la viña y, por lo tanto, seguir teniendo empleados y hacer frente a los gastos mínimos".
Ahora mismo en el viñedo se trabaja en el final de la poda, la recogida de los restos de esa poda y el abono de las plantas. "No es cuando más volumen de trabajo tenemos, peor sería que hubiera coincidido con la vendimia, que sería muy difícil de desarrollar con las condiciones que están impuestas", añade José María Martínez, quien recalca que lo importante es que "los daños personales sean los mínimos".
