Asturias perdió ayer a José García, exconsejero de Sanidad y Servicios Sociales en dos etapas, entre 1991 y 1995 y entre 1999 y 2003, y uno de los pioneros en la apuesta de políticas públicas para coordinar las prestaciones sanitarias y la atención a los mayores. Especialista en neuropsiquiatría, especialidad para la que se formó en Suiza y Alemania, Su aportación también resultó determinante en la reforma de la atención psiquiátrica en la región, que le tocó afrontar cuando era director regional, en el Gobierno de Pedro de Silva.

José García falleció ayer en el Hospital Monte Naranco, donde había sido ingresado hace días en la unidad de cuidados paliativos, ya en la fase final de una grave enfermedad. El fallecimiento no tiene pues relación alguna con el coronavirus, según pudo confirmar ayer LA NUEVA ESPAÑA. Pero la magnitud de esta pandemia pone de relieve la que fue una de las grandes inquietudes y preocupación de José García en su etapa de gestor, primero al frente de la Consejería de Sanidad y después de la de Asuntos Sociales: la necesidad de dotar de suficientes recursos a ambas áreas. De hecho, el Gobierno de Adrián Barbón, junto al pésame que trasladó ayer a su familia, recordó la trayectoria del exconsejero, estrechamente vinculada "al desarrollo de los servicios sociales", según subrayó la portavoz del Ejecutivo, Melania Álvarez, quien recordó su empeño en la aprobación de la primera ley autonómica sobre esa materia. "Tuvo un papel fundamental en que se reconociera el carácter subjetivo de los Derechos Sociales" en el Principado, afirmó la portavoz del Gobierno y también consejera de ese ámbito. En más de una de sus comparecencias públicas, José García destacó la gran distancia, en términos porcentuales, a la que todavía estaba España en gasto social respecto de los países más desarrollados de Europa, como por ejemplo Alemania.

José García estudió Medicina y se doctoró con la tesis "Historia social de la psiquiatría en España" cuando no había facultad en Oviedo. Posteriormente amplió sus estudios en Alemania, de donde es su mujer, Gedra, con la que tuvo dos hijos, y en Suiza, donde también ejerció antes de regresar a España. Uno de sus primeros afanes tras la vuelta a su país consistió en la reforma de la atención psiquiátrica que todavía se aplicaba en España en la década de los setenta del siglo pasado y que conocía de manera directa, tanto del Hospital Psiquiátrico de Oviedo como del Sanatorio Psiquiátrico de Conxo (Santiago de Compostela).

Su trayectoria política estuvo estrechamente ligada a la de Juan Luis Rodríguez-Vigil, quien le designó consejero de Sanidad en el verano de 1991. Antes había sido director regional de Salud Mental, primero en el Gobierno de Rafael Fernández y posteriormente en el de Pedro de Silva, un período en el que involucró en la reforma del sistema psiquiátrico y en acabar con los tratamientos cerrados en hospitales como el de La Cadellada, en Oviedo, para pasar a una atención abierta en centros de salud, mientras que los casos agudos recibían atención en la unidad de hospitalización en el Hospital General, y la unidad de salud mental infantil en Mieres.

"Diseñó la reforma de la salud mental en Asturias, que ha sido considerada centro de referencia por la Organización Mundial de la Salud", destacaba ayer la exministra de Sanidad, Luisa Carcedo, quien también hizo mención a que su época de consejero de Sanidad (1991-1995) coincidió con la negociación con el Insalud para la fusión hospitalaria en Oviedo entre el Hospital General de Asturias, la Residencia Nuestra Señora de Covadonga y el Instituto Nacional de Silicosis, de la que surgió el Hospital Central de Asturias.

"Era juicioso, una persona muy equilibrada, se inmutaba poco, Discreto, serio, callado. Eficaz en la gestión, sin ningún ánimo de protagonismo y con ideas firmes, que defendió toda su vida y que pudo materializar cuando llegó a la política, como hizo con la reforma del sistema de salud mental", describía ayer Bernardo Fernández, vicepresidente del Principado en la primera etapa de José García como consejero de Sanidad. Una reforma, la de la salud mental, que no estuvo exenta de acalorados debates con algunos profesionales de la psiquiatría que discrepaban de ese modelo y consideraban conveniente el mantenimiento del modelo psiquiátrico tradicional.

Tras el paréntesis de los cuatro años del Gobierno de Sergio Marqués (PP), José García volvió a ser llamado por Vicente Álvarez Areces para formar parte de su Ejecutivo, pero no para dirigir el departamento de Sanidad, como había hecho anteriormente, sino la Consejería de Asuntos Sociales. Su conocimiento directo de la sanidad y de la realidad demográfica de Asturias, donde los mayores de 65 años cada vez tenían más presencia en la pirámide poblacional, le convirtieron en uno de los más firmes defensores de la coordinación en los servicios sanitarios y los sociales en todas aquellas prestaciones que conciernen a ambos sistemas. Programas como el llamado "Rompiendo distancias", que se aplicaron en concejos rurales, supusieron los primeros pasos de la intervención a domicilio destinada a los mayores, que tenía como objetivo la promoción de la autonomía personal, sin olvidar la ayuda a personas dependientes. Salió del Gobierno tras las elecciones autonómicas de 2003 para dejar hueco al pacto del PSOE con IU, que reclamó para sí la Consejería de Asuntos Sociales.