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Fallece José Luis González Novalín, exrepresentante de la Iglesia Española en Roma

El clérigo, natural de Nava, trabajó 36 años cerca de la Santa Sede, fue profesor del Seminario Metropolitano de Oviedo 45 años y murió víctima del coronavirus, que le detectaron el pasado día 15

El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, y González Novalín, que recibe ayuda para situar su silla de ruedas, durante el homenaje que este recibió en el Seminario en 2019. M. LÓPEZ

El sacerdote asturiano José Luis González Novalín, exrector de la Iglesia Española de Santiago y Montserrat en Roma, falleció hacia la medianoche del jueves al viernes, a los 91 años de edad, en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), víctima del coronavirus. Novalín, natural de Tresali (Nava), estuvo al frente varias décadas de la institución en la que se forman en Roma a los profesores españoles de seminarios, ubicada en la Vía Giulia, muy cerca del Vaticano.

La Iglesia Española de Santiago y Montserrat es la principal representación de la Iglesia española cerca de la Santa Sede y depende de la Conferencia Episcopal Española y del Estado, a través de la Embajada. La enseñanza y la erudición no fueron sus únicas actividades. Entre otras cosas, también fue el artífice de la adaptación de buena parte de los templos asturianos al cambio litúrgico en la Iglesia Católica surgido tras el Concilio Vaticano II.

González Novalín había ingresado el pasado día 15 en el Hospital de Cabueñes para operarse tras una ruptura ósea en una pierna. Iba a ser una más de las varias operaciones que tuvo que afrontar en los últimos años, después que se le hubiese detectado un sarcoma en la pierna hace casi 17 años. "Cuando ingresó en Cabueñes iba con el presentimiento de que iba a ser su viaje final", explicó ayer su amigo Javier Gómez Cuesta, párroco de San Pedro. No llegó a entrar en quirófano. Al detectar los médicos que se había infectado por coronavirus, fue derivado al HUCA.

Hijo único, nacido el día de Reyes de 1929, ya desde niño mostró sus dotes para los estudios. Los que cursó en el seminario los cerró con el broche del Premio Rodríguez Santamarina. Fue ordenado sacerdote en 1952, en el Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona. Ese mismo año celebró la primera misa en su localidad natal.

Luego fue enviado a Roma para cursar estudios superiores, eligiendo la especialización de Historia de la Iglesia. A su regreso fue profesor del Seminario Metropolitano de Oviedo durante 45 años, donde impartía Teología, Historia y Latín, y al que regresó el 29 de julio del año pasado para recibir un merecido homenaje. También fue profesor en la Facultad de Teología del Norte de España.

Llegó asimismo a ser canónigo de la Catedral de Oviedo, rango al que en aquella época se accedía por oposición y fue archivero de la Catedral en 1962, encargándose de la restauración y organización de su archivo. También fue director del secretariado de pastoral litúrgica.

Estudioso de la historia, José Luis González Novalín era un reconocido medievalista y experto en la historia de la inquisición española y del siglo XVI especialmente, si bien también analizó en alguna de sus publicaciones otros períodos, como el dedicado al origen del desarrollo de la Edad Moderna en Asturias.

Estudió en la Universidad Gregoriana de Roma, donde se codeó con algunos de los mejores historiadores de la Iglesia y de la historia universal, explica Javier Gómez Cuesta. Se doctoró en ese centro académico con una tesis sobre el obispo y fundador de la Universidad de Oviedo Fernando de Valdés Salas, que fue inquisidor general en la corte de Carlos V. La Universidad Gregoriana lo premió con la medalla de oro Pablo VI por ese trabajo.

Sobre Fernando de Valdés escribió posteriormente dos libros, además de artículos sobre la inquisición española, como el relativo al auto de fe de Valladolid de 1559 y la ejecución de Domingo de Rojas, con el que se documentó Miguel Delibes para escribir su novela "El hereje".

Entre sus obras destacan los ensayos "El Inquisidor General Fernando de Valdés (1483-1568). I Su vida y su obra" (1968), "El Inquisidor General Fernando de Valdés. II Cartas y documentos" (1970), "Origen y desarrollo de la Edad Moderna en Asturias" (1971), "Las visitas ad limina de los Obispos de Oviedo (1585-1901). Una fuente eclesiástica para la Historia de Asturias" (1986) y "Bases e hitos para la historia eclesiástica de la diócesis de Oviedo" (1995).

Su amigo Víctor García de la Concha destacó de él su "preocupación intelectual, investigación, estudio, docencia y vida tan centrada en la Iglesia, en su historia y en su vida", en la Laudatio en honor de Novalin que pronunció con motivo de su ingreso como patrono de la Fundación Foro Jovellanos en junio de 2012.

A la relevancia intelectual de su figura se une su interés por la religiosidad popular. Tras su jubilación donó a la biblioteca de la institución que dirigió en Roma su biblioteca particular, compuesta en buena medida por volúmenes de literatura religiosa popular y por devocionarios.

Durante su etapa sacerdotal en Asturias jugó un papel relevante en la aplicación en la región de la reforma litúrgica que aprobó en 1965 el Concilio Vaticano II, tras la que la misa comenzó a celebrarse de cara a los fieles y no de espaldas, y en lenguas vernáculas, no en latín. Novalín, junto con Magín Berenguer, recorrió numerosos templos asturianos para renovar sus altares mayores y los retablos, explica su amigo y discípulo Javier Fernández Conde.

Entre 1974 y 2010 vivió en Roma, siendo primero vicerrector y a partir de 1998 rector de la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat en Roma y de su Centro de Estudios Eclesiásticos. Al frente de esta institución, en la que se forma a los profesores de seminario españoles, contribuyó a la renovación del centro de estudios y pudo ser un observador privilegiado del pontificado de varios Papas. En agosto de 2019, cuando se cumplieron 30 años de la visita de Juan Pablo II a Asturias, destacó que estar junto a Sumo Pontífice polaco fue como "estar frente a un santo", en una entrevista con este diario. Sentía además una especial admiración por Benedicto XVI, como reputado teólogo.

Su larga estancia cerca de la Santa Sede le marcó. Además de asturiano, se sentía "profundamente romano", tanto en espíritu, estilo como en manera de ser explican sus amigos más íntimos. Era miembro del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) y patrono del Foro Jovellanos.

Le gustaba la lengua asturiana que de niño había escuchado a los vecinos de su pueblo. Conocía su estructura y términos, pero no se atrevía a emplearla al no dominar la fonética.

En 2010 regresó a Asturias y hasta el final mantuvo intactas sus facultades intelectuales y su memoria extraordinaria. José Luis González Novalín había soñado con pasar la jubilación en la casina asturiana que tenía en Nava, que previamente había arreglado y de la que "estaba enamorado", pero sus condiciones de salud se lo impidieron y sus últimos nueve años estuvo en un apartamento de la parroquia de San Pedro en Gijón.

Entre los reconocimientos que le tributaron a su regreso figura la concesión del título de "Amigo de Nava", en 2018, por el Círculo de Amigos de Nava. Desde ayer descansa en paz. El funeral por su eterno descanso tendrá que esperar a que pase la crisis por el virus que se lo llevó.

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