A Patricia Valdés la nevada con la que amaneció el día de ayer le ponía las cosas difíciles. Iba bajar a pie (no queda otra) desde la majada de Tebrandi (Cabrales), donde vive todo el año y hace queso junto a su pareja Yuso Romero, a Asiego, pueblo en el que tiene unas cuantas ovejas y un perro mastín a los que había que alimentar. No le quedaba otra.

Pero Ramón Guerra, vecino de Asiego y ganadero, les liberó de una tarea que la pareja hace habitualmente sin despeinarse -son 2,5 kilómetros de caminata, bastante pindios en la vuelta a la majada-, pero que ayer daban quizás algo más de pereza: porque la abundante nieve dificultaba el desplazamiento y porque el coronavirus tampoco anima a moverse de casa, por mucho que en Asiego sean pocos residentes y en un día tan frío es difícil cruzarse con alguien por la calle y, por tanto, correr riesgo de contagio.

A los ganaderos la pandemia se lo ha puesto difícil estos días -los hay que no tienen ni permisos para continuar con una actividad vital para abastecer de carne y leche los supermercados y carnicerías- y la nieve vino a complicar más las cosas. "Es bueno que nieve, pero esto mañana (por hoy) se quitará. En dos días, despeja", sostiene Ramón Guerra, quien aparte de ayudar -"siempre que puedo"- a Patricia, Yuso y a cualquier otro vecino y amigo, debe ocuparse de atender su más de medio centenar de vacas. "Esto es lo de menos, lo peor es lo otro...", reflexiona el ganadero de 55 años, toda una vida dedicada a esta labor en el que fue "Pueblo Ejemplar" en 2019, donde reside con su mujer y su suegra.

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La nieve regresa a Asturias en plena cuarentena

La nevada de ayer nada tiene que ver con las que él vivió de pequeño y joven, pero pese a ser ya primavera es la más abundante y copiosa de esta temporada. Lo dice él y coincide con Patricia Valdés.

La gente del campo asturiano agradece la nevada, pese a que llega tarde, pues pone fin a la sequía generalizada de la recta final del invierno. No obstante, prefiere la lluvia a la nieve, pues ahora la Naturaleza despierta a la primavera, los árboles comienzan a florecer y demasiado frío podría perjudicarlos.

La nieve cayó ayer copiosamente, sobre todo, en el Oriente y en la zona central de Asturias. En Asiego cubrió los tejados, pero los caminos lograron aguantar despejados toda la jornada. Algo menos fue en el Suroccidente, donde el manto blanco se pudo ver en las zonas altas.

Después de un invierno considerado suave, en el que apenas se registraron nevadas, quienes conocen las montañas saben que no hay neveros y que ello puede significar enfrentarse a la escasez de agua en verano y otoño. Sin embargo, aunque pudiera corregir esa futura falta, la nieve de primavera no es muy bien recibida. Llega en el momento en el que los árboles y las plantas están en floración y eso puede afectar a su producción.

Víctor García, vecino de Trabáu (Degaña), explica que últimamente se están viendo nevadas en otoño, que cogen a los árboles aún con hoja y provocan que se rompan sus ramas o incluso que lleguen a arrancarlos con el peso, y también en primavera, cuando están floreciendo, lo que está generando cambios en la naturaleza. "Estamos viendo los efectos del cambio climático, tiene consecuencias en todo y pueden ser muy negativas, tanto para la gente que se dedica al campo, como para la propia fauna, como los osos, que en febrero y marzo ya se estaban avistando con regularidad, casi como correspondería a los meses de abril y mayo", subraya.

El ganadero de Cangas del Narcea Lalo Sierra tiene ganado pastando cerca del Puerto de Leitariegos y el domingo, ante la previsión de nieve, decidió estabularlo de nuevo. Finalmente la nieve no llegó a cubrir en la zona a pesar de estar por encima de los 1.000 metros de altitud. "Nieva y enseguida desaparece, pero hace mucho frío", subraya, asegurando que a mediodía el termómetro marcaba dos grados bajo cero. Apunta además que lo que necesita el campo ahora es lluvia "para que empiece a brotar la hierba, porque está todo muy seco".

Parece que la meteorología en los próximos días atenderá los deseos de los ganaderos y agricultores asturianos, pues hoy se prevé una ligera mejoría, con lluvia pero menos nieve. Al menos, la cota, aunque al principio estará sobre 400 metros, se quedará a más de 1.400 a la tarde. Las temperaturas prevén una subida, aunque continuarán bajas: la mínima se anuncia para Langreo y Cangas del Narcea, que rondarán los 2 grados.

Espectacular nevada en Cabrales

Espectacular nevada en Cabrales

Ayer, la mínima en el Principado se registró en Pajares, donde hubo 5,5 grados bajo cero; a menos 2, 4 grados cayeron los termómetros en Degaña y en Aller, mientras que en Cabrales y Amieva hubo puntos que no llegaron ni a un grado de mínima. Aunque complicada la jornada, no se registraron incidencias destacadas en los desplazamientos y la nevada primaveral no obligó a efectuar un gran esfuerzo para despejar caminos y carreteras de acceso a los pueblos. Sí que fue necesario emplear cadenas en varios puertos: San Isidro, Tarna, La Cobertoria, Somiedo, San Lorenzo y Ventana. En el Oriente, en Sotres, también el concejo cabraliego al igual que Asiego, fue necesario que los vecinos que tuvieran que salir o entrar necesitasen las citadas cadenas. Además, se cerró la carretera los Lagos de Covadonga.

Problemas para moverse, por tanto, pero sin grandes consecuencias debido al confinamiento al que obliga el estado de alarma decretado para frenar la expansión del coronavirus.

"Eso sí que es un problema", reflexiona el ganadero cabraliego Ramón Guerra. "Por suerte, en los pueblos estamos más tranquilos y más libres", agrega.

Su vecina de Tebrandi Patricia Valdés cuenta con bajar hoy a Asiego. La nevada de ayer le puso las cosas algo más difíciles, pero advierte: "Esto no es para tanto. Tenemos comida de sobra para nosotros y los animales. No es tan duro como parece y, además, la nieve nos viene bien, a todos, para el confinamiento. Hay cosas mucho más duras, como se ha visto ahora".