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Los organizadores de las grandes romerías auguran un verano sin fiestas de prau

El Carmín, el Xiringüelu y la Vaqueirada se preparan para un año en blanco ante posibles límites a las aglomeraciones y falta de financiación

Asistentes a la romería del Carmín, el año pasado. LUISMA MURIAS

El coronavirus no respeta celebraciones profanas ni fiestas de guardar. La pandemia, que ya ha distorsionado la Semana Santa, apunta ahora a las romerías estivales, grandes y pequeñas, que temen un verano sin fiestas, por las eventuales limitaciones a las aglomeraciones de personas y por las dificultades de las sociedades que organizan los festejos para obtener financiación, toda vez que la mayor parte dependen de ayudas públicas y de la hostelería, o de actividades que organizan aprovechando, precisamente, las celebraciones de Semana Santa.

Tres de las grandes romerías asturianas, de hecho, ya se preparan para afrontar un año en blanco. Las sociedades que organizan el Carmín de Pola de Siero, el Xiringüelu de Pravia y la Vaqueirada de la Braña de Aristébano ven poco factible que puedan celebrar sus respectivas fiestas. Aunque no ha habido, por ahora, comunicación oficial, existe la sospecha entre las asociaciones de que el contexto general de crisis sanitaria conducirá a la suspensión de los festejos más multitudinarios del verano.

Adolfo Beifar, presidente de la cofradía organizadora del Xiringüelu de Pravia, reconoce que la idea inicial era mantener en pie las celebraciones del próximo verano "pero todo apunta a que no". La Cofradía del Xiringüelu ya tienen cerrado a estas alturas del año los contratos con las charangas y los grupos de música que animaban la fiesta. Pero todo indica, dice Beifar, que una de las señas de identidad de la fiesta, las casetas de quita y pon (para un día) que montan las peñas, y que en la última edición alcanzó una cifra de récord, con un total de 157, no podrán verse este verano a orillas del Nalón. "Estamos igual todos; nuestra intención es hacerlo y este año más, que está la gente con ganas de salir, pero estamos a disposición de lo que nos digan", continúa el presidente de la cofradía.

Jenaro Soto, presidente de la Sociedad de Festejos de Pola de Siero, es igualmente claro: "Yo creo que no va a haber fiesta del Carmín, porque creo que no van a consentir las aglomeraciones multitudinarias este verano, y veo difícil que permitan hacer tanto la romería en el prau como las verbenas por el casco urbano". En el caso de la fiesta polesa, además, solo con que se prohiba hacer la romería ya pondría en entredicho el resto: "Sin los ingresos del lunes, ¿a dónde vamos? No podríamos hacer el resto de actividades sin poner en riesgo el patrimonio de la Sociedad de Festejos".

El Gran Consejo Rector de la Vaqueirada, de quien depende la boda vaqueira en la braña de Aristébano, es más contundente. El presidente, José Luis Rodríguez Bueno, ha transmitido a la dirección su deseo de no celebrar la fiesta, que congrega a multitudes. "Creo que debemos esperar, primero la salud y, después, las fiestas", opina. En todo caso, esperarán por una respuesta de la Delegación del Gobierno.

Preguntada por este periódico sobre la eventual afectación de la pandemia sobre las fiestas, la Delegación del Gobierno se remite al texto del decreto de alarma sobre las concentraciones humanas para confirmar que las fiestas de prao y verbenas "no están autorizadas", y elude extenderse en mayores consideraciones ante la posibilidad de que se alargue en el tiempo su prohibición. Unas medidas, matizan, que pueden ir cambiando en función de los acontecimientos.

A la espera

Otras sociedades de festejos de toda la región están a la espera de conocer los planes del Gobierno. Con la programación ya avanzada y, en muchos casos, con actuaciones contratadas, rezan por salvar las fiestas. "Está todo preparado, pero tendremos que acatar las órdenes del Gobierno", sintetiza Antonio Álvarez, "Tono", presidente de la cofradía que organiza San Timoteo, en Valdés. Por su parte, en Cudillero también aspiran a celebrar San Pedro, a finales de junio.

En cuanto a Cangas del Narcea, aún no se ha tomado una decisión sobre qué hacer con la celebración de sus fiestas patronales a mediados del mes de julio, las Fiestas del Carmen y la Magdalena, conocidas por sus espectáculos pirotécnicos. "Está todo parado, no hay nada decidido por ahora respecto a la celebración de las fiestas y dependerá de lo que las autoridades sanitarias permitan hacer o no en función de la evolución de la pandemia", asegura el alcalde cangués, José Víctor Rodríguez.

En el oriente, todas las fiestas están en el aire. En Llanes, los bandos de La Magdalena (julio), San Roque (agosto) y La Guía (septiembre) están a la espera de saber cuáles serán las directrices, pero de plantearse la celebración de las fiestas, hacer frente a los presupuestos será una tarea complicada. "Nuestros meses claves para recaudar financiación son mayo y junio y a partir de ahí vamos haciendo frente a los gastos", explica Rafael Romero, presidente del bando de La Magdalena.

Pese a estos inconvenientes, unos y otros esperan que la situación se normalice y poder celebrar las fiestas, como también en Panes, Ribadesella, Cangas de Onís e infinidad de pueblos que no quieren renunciar a sus celebraciones. ""Suspender San Antonio no es una opción", asegura José Luis García, "Fifu", presidente de la Sociedad de Festejos de Cangas de Onís. Solo una prohibición expresa de las autoridades, aseguran, les haría desistir.

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