La pérdida el pasado lunes de Emilio Arenas García supuso para Camás (Cabranes) un varapalo. Los vecinos lo recuerdan como una persona que siempre quiso colaborar en todo aquello que necesitase su concejo natal. El empresario emigró joven a México, donde ya estaban residiendo sus padres y donde inició su despegue empresarial junto a su cuñado, Luis Nozaleda. A su vuelta a España en los años 70 del siglo pasado, se asentó en Gijón pero todos los fines de semana recalaba en Camás para seguir en estrecho contacto con los que eran sus vecinos. Fue cofundador de Bodegas Enate y estuvo en los orígenes del grupo inmobiliario Nozar.

Tino Costales, presidente de la junta vecinal de Camás, guarda un gran recuerdo de su figura. "Era muy buena persona y muy buen vecino. Ayudó a Cabranes en todo lo que pudo y todos los años nos mandaba lotería de Navidad para que jugásemos todos los vecinos", cuenta. Costales recuerda la gran amistad que mantenía con el empresario que despegó al otro lado del Atlántico. "Le gustaba mucho la caza y tenía un coto con su cuñado en Toledo, al que fui dos veces con él a cazar", rememora. Además, colaboraba en todo lo que organizasen los vecinos de Cabranes sin pedir nada a cambio. "Cuando había fiesta en el pueblo, siempre colaboraba. No se perdía ninguna fiesta de las que había por aquí. Incluso tenía un bar cerca de su casa, donde pasaba los fines de semana, y siempre nos invitaba a los amigos a tomar algo", añade.

Todo son buenas palabras hacia su labor como mecenas de Cabranes. Montserrat Fernández Castiello, presidenta de la comunidad de aguas de Camás, destaca de Emilio que "era muy buena persona, muy amable, tanto él como su familia. Y siempre quería ayudar a los vecinos. Si había que poner dinero para arreglar algo en el pueblo, él era siempre el primero". De hecho, dejó su impronta en la propia capilla de Camás. "Emilio trajo una hermosa Virgen de Guadalupe de México para la capilla", recuerda Montserrat.

El carácter amable de Emilio se plasmaba en sus actos y en el trato diario con los vecinos de Camás. "Era el más humilde del pueblo, no se daba importancia en nada. Hay otra gente que, teniendo la misma posición que él, no hace tanto por su pueblo", agradece Montserrat Fernández. Su bondad obtuvo recompensa por los vecinos de Cabranes, quienes le rindieron un sentido homenaje. Precisamente la plaza de El Llugar cuenta con un monolito en su honor, que da cuenta de la gratitud del pueblo hacia él y su familia. Su fallecimiento supone para el concejo de Cabranes, y para Camás en concreto, la pérdida de uno de sus mayores benefactores. Los vecinos esperan poder honrar su impronta celebrando un funeral en su memoria cuando el estado de alarma lo permita.