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Crisis del coronavirus

Las orquestas piden auxilio al Principado para salvar un verano negro, sin romerías

"Si suspenden las fiestas es un trabajo imposible de recuperar", sostienen desde la asociación que agrupa a un millar de músicos en Asturias

Una verbena con orquesta en las fiestas de San Agustín, en Avilés. RICARDO SOLÍS

La verbena asturiana, un elemento en peligro de extinción durante la próxima temporada estival, ha movilizado a más de un centenar de orquestas para pedir a la Administración que les tenga en cuenta a la hora de planificar las medidas económicas y rescatar al mundo de la cultura tras la crisis del coronavirus.

Sucede, explican desde la Asociación de Orquestas de Asturias (ADOA), que cada día que pasa se acerca más el verano, y la situación no parece que vaya a cambiar mucho en los próximos meses. De hecho, aunque no ha habido, por ahora, comunicación oficial, tres de las grandes romerías asturianas ya se preparan para afrontar un año en blanco. Las sociedades que organizan el Carmín de Pola de Siero, el Xiringüelu de Pravia y la Vaqueirada de la Braña de Aristébano no ven factible que puedan celebrar sus respectivas fiestas. Y, junto a ellas, el reguero de cancelaciones de festejos es amplio. En ese escenario, los promotores de la verbena asturiana, entre los que se encuentran más de un centenar de formaciones (orquestas, grupos, tríos, dúos, solistas y disc jockeys), que superan ampliamente el millar de personas, solicitan que se les faciliten mecanismos para acceder a las medidas generales planteadas para trabajadores de otros sectores.

Debido a la singularidad de la profesión y su funcionamiento, el personal de las orquestas no ha podido acogerse a los ERTE, bien por estar con contratos de altas y bajas o por no haber comenzado la gira de verano. "No pedimos medidas especiales", argumenta un portavoz de ADOA, "solo queremos soluciones económicas, como una moratoria en el pago de autónomos e impuestos, o bien subvencionar parte de las tasas mientras esté la actividad parada hasta comenzar, previsiblemente, la temporada en 2021", concluye.

Otra de las propuestas que pone sobre la mesa al Principado la Asociación de Orquestas de Asturias es que los ayuntamientos mantengan las partidas destinadas a festejos, de manera que cuando se puedan retomar las actividades sea más fácil reiniciar todo. "Solo pedimos poder subsistir sin tener que cerrar las empresas y, por tanto, vernos abocados a a desaparición de todas las formaciones musicales", aducen.

La pandemia del COVID-19 ya ha obligado a suspender decenas de fiestas, romerías y ferias. La incertidumbre derivada de la crisis sanitaria condiciona el funcionamiento de los ayuntamientos y ha paralizado las celebraciones planificadas. Resignados, algunos alcaldes han reaccionado de diversos modos y no pocos han optado por destinar ese dinero a la compra de material sanitario o a reforzar aquellos sectores que presentan mayores necesidades en este momento.

Como es sabido, las fiestas populares y grandes aglomeraciones de público no serán posibles en un corto plazo de tiempo, y el verano se encuentra a la vuelta de la esquina. Por eso, las formaciones asturianas, que comenzarían ahora su temporada, no saben cómo hacer frente a estas circunstancias. Se ponen en manos de la Administración en busca de medidas económicas que permitan mitigar ese "verano negro" o "año en blanco" al que se refieren algunos. "Las fiestas patronales no se pueden perder", sostienen los responsables de la Asociación de Orquestas de Asturias, "además de dar trabajo a los músicos, permiten que se puedan reunir familiares y amigos en un ambiente de celebración". Aplazar, dicen, es mejor que suspender. Y ese es el escenario con el que trabajan para sobrevivir hasta el próximo invierno. "Si los organizadores suspenden las fiestas es un trabajo perdido para nosotros, imposible de recuperar", abundan sobre la complicación extra del momento presente para organizar nada. "Estamos muy asustados porque lo potente son los meses de verano", ratifican desde ADOA.

El representante y dueño del "Grupo Tekila”, Roberto Autes, explica cómo ve él la situación: “Lo primero es mandar mucho ánimo y mucha fuerza a las personas que se ven afectadas por la crisis sanitaria. Eso es lo más importante ahora mismo. Saltándonos eso, en nuestro sector vemos que el horizonte está muy complicado. Las comisiones no pueden salir a hacer sus rifas, el libro o captar socios, que es lo normal en esta época del año. Eso hace que nos llamen para cancelar las fechas previstas para los meses de verano. Lo ideal es llegar al límite, cuando falte un mes y algo, que entonces se anule, se aplace o se miren opciones para el próximo año".

“Estamos totalmente desamparados, no tenemos ninguna solución económica como moratorias del pago de impuestos o ayudas a los empleados. Nuestro sector tiene una singularidad muy complicada porque estamos en el régimen de artistas y esto conlleva asegurar a la gente únicamente cuando sale un bolo. Antes no nos permiten asegurar”, añade.

Por su parte, la cantante y copresentadora del programa de la TPA OP SXXI, Eva Hevia, afirma que aunque ya no esté en el mundo de la orquesta desde hace 4 años, ve cómo lo están viviendo sus antiguos compañeros y asegura que lo están pasando mal. Para ella la situación es diferente. Al ser cantante en bares de la provincia, opina que es más probable que esté de vuelta a los escenarios antes que quienes animan las verbenas, por el mero hecho de que en los bares no habrá tantas aglomeraciones.

Y es que el principal problema radica en que el Estado de Alarma llegó justo antes de preparar la temporada. A esto se suma que el personal de orquestas trabaja de forma continuada sin que esas horas se vean reflejadas de manera oficial.

“Los artistas de las formaciones están asegurados en los días trabajados, pero ellos lo que piden es una continuidad. Estamos en un sector muy complejo porque empezamos ahora el verano y no tenemos esa continuidad. Tenemos un montón de trabajo, lo podemos demostrar, y estamos parados sin ayudas ni nada. Nuestro medio de vida se resume mucho al verano y si vemos que en esos meses no podemos trabajar, vemos complicado subsistir y puede ser el cierre de muchas asociaciones asturianas”, creen.

Desde la asociación ADOA defienden que un día de fiesta genera mucho beneficio y ganancia para todos los pueblos. Recalcan que son más de mil personas las que dependen de la verbena, teniendo en cuenta que una fiesta patronal se necesita personal que monte las carpas, barraqueros, feriantes, electricistas, pirotécnicos o taxistas, entre otros, y se llenan los comedores.

“Entendemos que vamos a tener unas pérdidas terribles y, a la hora de elaborar las ayudas económicas, esperamos que nos echen una mano de forma que se palien un poco estas pérdidas. Y luego, para no ir tan a lo de arriba, pedimos a las autoridades municipales, más bien a ayuntamientos, que no resten las ayudas a festejos y que ayuden un poco a las comisiones también. Porque si les quitan las subvenciones, al final ellos no pueden. Está claro que destinan el dinero para obras sociales, que es lo primero, por supuesto, pero que no se olviden de nosotros también porque al final acabaremos siendo otra obra social. Ese es el problema mayor que tenemos.”

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