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La industria alimentaria, en el retorno a la "normalidad" tras un subidón de las ventas

Los precios del cerdo, cuya carne ganó demanda con el confinamiento, siguen altos por la crisis del compango y amenazando al sector chacinero

La industria alimentaria, en el retorno a la "normalidad" tras un subidón de las ventas

La crisis sanitaria, con su respectivo confinamiento a raíz de la propagación del COVID-19, ha incrementado la demanda de cerdo, pero los precios para la industria siguen siendo elevados. La llamada "crisis del compango" -causada por la alta demanda de carne porcina desde China- sigue ahogando a las empresas transformadoras del cerdo asturianas, que ven cómo los costes de su producción se mantienen elevados. Al menos, no ha habido problemas de abastecimiento. Así lo apunta la patronal cárnica y agroalimentaria Asincar. Asimismo, como representantes del sector alimentario regional, destacan que la venta de productos en supermercados "está volviendo a la normalidad" después del primer mes de confinamiento, en el que se disparó obligando a incrementar la producción de numerosos productos.

El mercado de la transformación del cerdo en el Principado lleva un año tocado. Desde que China se encontró con la peste porcina, que acabó con su cabaña, no han dejado de importar cerdo español. Esto ha provocado que los precios del despiece -que se utiliza para elaborar embutidos- se haya incluso duplicado desde enero de 2019.

Los mataderos optan principalmente por vender a China -lo que les sale más rentable por las condiciones de la compra-, amenazando con desabastecer a la industria asturiana. Este extremo, por el momento, no se ha alcanzado, aunque tampoco han descendido los precios de la materia prima, tal y como se esperaba con la relajación de las transacciones comerciales por el COVID-19. Así lo explica el director de Asincar, Juan Díaz.

Por su parte, los carniceros apuntan que el consumo de cerdo ha aumentado de manera notable. "Lo hemos percibido especialmente a partir de la segunda semana de confinamiento. La gente se queda sin trabajo o temen por la situación y optan por carnes más baratas, y eso que el cerdo había subido mucho", subraya Francisco Vázquez.

El panorama para el conjunto de la industria alimentaria asturiana es asimétrico. El director de Asincar diferencia tres situaciones en función del mercado al que se dirija cada empresa.

Por un lado, están las compañías que venden principalmente a supermercados y grandes superficies. "Este tipo de empresas, en la primera etapa del estado de alarma, vivieron un pico de producción y creemos que ya se está volviendo a la normalidad paulatinamente", asevera Díaz.

Por otra parte, están las compañías que tienen como cliente principal a la hostelería. Estas pasan por una situación complicada y "sabemos que han tenido que plantear ERTE". En todo caso, la patronal cree que los cierres serán temporales y podrán recuperar la normalidad una vez reabra la hostelería. Finalmente, las alimentarias que se dedican al sector gourmet se encuentran en un punto intermedio. No han cesado su actividad, pero las ventas han descendido. "Percibimos que la gente se ha centrado más en productos de primera necesidad. Entendemos que cuando acabe el confinamiento se recuperarán", concluye Díaz.

Situación crítica para quienes se dedican al cordero

Situación crítica para quienes se dedican al corderoLa venta de cordero se ha desplomado a raíz del confinamiento por la propagación del COVID-19. Los ganaderos están “agobiados” y “desesperados” por no dar salida a los animales. Según relata uno de ellos, Toño_García, “todo se dedicaba a la hostelería y para celebraciones en casa, y ahora, como no hay, pues nadie los quiere”. Esto ha dejado “fuera de juego” a los pastores de la zona oriental de Asturias, “que necesitan deshacerse de ellos antes de julio porque tienen que subir con las ovejas a los Picos de Europa para hacer queso”. La baja demanda ha hecho también descender los precios, agravando la crisis del lechazo, especialmente grave para los productores de Castilla y León. Esta tendencia la confirman los propietarios de carnicerías. Fermín Cueva, de Pola de Siero, explica que “las piezas que se vendían sobre todo a hostelería, algunas de ternera y el cordero, han bajado mucho de precio y demanda”. “Pasa también con la chuleta, el entrecot y la tapa para el cachopo”, añade. Otro que lo percibe es el carnicero Francisco Vázquez: “El mercado está saturado, no se le da salida con el cierre de hostelería, y los precios están cayendo mucho”.

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