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Los queseros artesanos piden auxilio a Europa ante la debacle del sector por la pandemia

"Utilizaré un camión frigorífico para almacenar quesos y propiciar su conservación", anuncia José Bada, de Cabrales, con su producción paralizada

José Bada, en su cueva de maduración de Cabrales. Ricardo Solís.

Las pequeñas queserías asturianas, con las ventas congeladas desde marzo, llaman a las puertas de la Unión Europea (UE) para obtener apoyos y, de paso, intentar salvar las producciones, paralizadas por el cierre de sus canales tradicionales de comercialización.

La situación desesperada que vive el sector, al que pertenecen destacados elaboradores de modalidades como afuega'l pitu y cabrales, ha movido a la Asociación de Queseros Artesanos del Principado de Asturias a dirigirse al comisario de Agricultura de la Unión Europea, el polaco Janusz Wojciechowski, para reclamar, entre otras medidas, líneas de financiación específicas de liquidez para las microindustrias, avaladas por el presupuesto comunitario, que cubran al menos el 50 por ciento de la facturación anual.

Los queseros se han dirigido a las instituciones europeas a través de una carta firmada por la presidenta de la asociación, Isaura Souza, en la que también instan a la realización de campañas nacionales masivas para incentivar el consumo de productos lácteos de proximidad en aquellos países en los que el consumo se encuentre por debajo de los diez kilos por habitante, como es el caso de España, y de forma específica de Asturias, donde no alcanza los ocho kilos por persona y año.

"En Asturias se vende poco queso para consumo particular y eso nos está pasando factura ahora", indica Pascual Cabaño, propietario de la quesería Rey Silo, en Pravia, elaboradora de varios tipos de afuega'l pitu, con las exportaciones paralizadas desde el comienzo de la crisis sanitaria. "La UE debería acometer compras de quesos artesanales y fomentar el consumo de nuestros productos", recalca.

En Arangas (Cabrales), José Bada, reconocido maestro del queso cabrales y afinador, aguza el ingenio para que al menos la producción que permanece sin vender no se vaya al garete. "He pensado en traer un camión frigo de los que se utilizan para el reparto y utilizarlo como almacén temporal; así el queso podría conservarse al menos seis meses", explica. "De la quesería salen 180 quesos semanales, que vienen a ser 400 kilos; la cueva de Tielve está a tope y tengo que buscar opciones; pero antes de gastar más dinero tengo que estudiar que el sistema de frío funciona para conservar los quesos", añade Bada.

Al igual que sus compañeros de la asociación también echa de menos más apoyo por parte de las autoridades del Principado. "Todo el mundo presume de ayudar al sector agroalimentario, pero aquí estamos olvidados".

Los queseros tampoco han dejado pasar la oportunidad de contarle al comisario la "desolación" que sienten por lo que consideran "ausencia de respuesta de las autoridades nacionales y comunitarias a los desastrosos efectos que la crisis sanitaria arroja sobre el sector quesero artesano tradicional asturiano y español y de otros países como Francia e Italia".

"Somos conscientes de que somos pequeños, casi insignificantes para los parámetros que manejan la Comisión y los ministros de Agricultura de los estados miembros, entre ellos el de España, pero también somos una tupida red de microqueserías que recorre todos los países de la UE. Y si en porcentaje sobre el conjunto del sector quesero europeo y por la cantidad de leche transformada no somos más que unas décimas en sus estadísticas, sí somos imprescindibles para mantener vivas amplias zonas naturales de Europa", indica Isaura Souza en la misiva, que también ha sido enviada a las autoridades regionales y nacionales y a los grupos políticos del Congreso.

"Cada una de esas pequeñas queserías mantiene explotaciones ganaderas de las que en muchos casos también son titulares (los artesanos). Mantienen un patrimonio cultural y gastronómico de incalculable valor, evitan la despoblación de amplias zonas rurales y crean empleos en los que las grandes industrias no se encuentran asentadas", recalcan los elaboradores.

La asociación, creada en 1991 y que aglutina a más de cuarenta productores de quesos cuya elaboración es totalmente artesanal, también critica la tendencia de la UE a abordar los problemas desde la perspectiva de las grandes cifras globales, obligada por los consensos nacionales y por las presiones de los grandes lobbies agroalimentarios. "De ahí que las políticas sectoriales siempre vayan a lo macro, tratando de compensar a través del llamado desarrollo rural, que por fortuna es uno de los pilares de la Política Agrícola Comunitaria (PAC)", señalan.

En la actual situación de crisis sanitaria provocada por un agente externo, y no por disfunciones del mercado o desequilibrios entre el consumo y la producción, el enfoque comunitario tradicional, a juicio de los queseros, no es suficiente para paliar las graves consecuencias que se derivan de todas estas circunstancias. "Esto se no arregla con reordenaciones nacionales o regionales de las actuales políticas de desarrollo rural, que en el caso de España aún no se han implantado por la excesiva burocracia que exige el proceso".

Las medidas anunciadas por la Comisión para ayudar al sector lácteo, el queso y la mantequilla, con ayudas al almacenamiento de grandes cantidades de materia prima o transformada, tampoco les convencen. "Solo están dirigidas a grandes producciones, es decir, a los grandes consorcios alimentarios europeos, ignorando nuevamente la realidad de los pequeños, que se han visto igual de afectadas", aseguran.

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