"Saba", la osa que fue rescatada herida en Santo Adriano en junio del año pasado y que, tras su recuperación, fue devuelta en noviembre a la naturaleza, ha salido de su propio confinamiento. El plantígrado, que ya es una gran hembra de 16 meses, pasó todo el invierno y parte de la primavera hibernando en una pequeña cueva, situado a mil metros de altitud, en el parque nacional de los Picos de Europa. Sin embargo, su letargo, indica la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, "nunca fue continuo", sino que el animal hacía "pequeñas salidas al exterior, en un radio de unos pocos cientos de metros para alimentarse y explorar". Ahora realiza movimientos cada vez más amplios y ha comenzado su periplo por los montes asturleoneses, mientras que el millón de asturianos sigue "hibernando", aunque con algunas flexibilidades.
"Saba", que fue recogida por la Guardería del Medio Natural cuando era un esbardo de tan solo cinco meses y cinco kilos, ya es un ejemplar más, que se suma a la población oriental de la cordillera Cantábrica, escasa en hembras, según los últimos estudios. Precisamente por eso se eligió esta zona para su reintroducción, ya que la osa pertenecía a la subpoblación occidental, donde la especie es más numerosa.
Los agentes medioambientales y celadores de Asturias y Castilla y León, junto con el personal del parque nacional, aseguran que el plantígrado está en "buen estado", después de su larga recuperación de cinco meses. Estuvo primero en el Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre, en Cantabria, y, luego, en el recinto de Valsemana, en León, que es un espacio en semilibertad, aislado y con enriquecimiento ambiental, como paso previo para su liberación. "Hasta el momento la reintroducción ha sido exitosa", resaltó ayer el director general de Medio Natural, David Villar.
La vigilancia a distancia se efectúa a través de dos pequeños dispositivos adosados a la espalda de "Saba" con sistemas de transmisión. Uno, explica la Consejería, "con señal en VHF que capta un receptor de mano portátil con antena y que permite acotar la zona en la que se encuentra el ejemplar". Y otro "que emite una señal GPS-GSM de telefonía móvil a una web y ofrece una localización casi exacta de la osezna". En estos meses, dado lo abrupto de la zona, no siempre se ha obtenido cobertura de su posición de forma continua. De hecho, solo desde hace un par de semanas, al iniciar su periplo por los montes asturleoneses, ha empezado a transmitir los datos acumulados y los de seguimiento diario.
Con todo ello, dice el director general de Medio Natural, que han podido velar "en todo momento" por la seguridad del ejemplar. Además, este método de seguimiento, "relativamente novedoso, abre la puerta a nuevas técnicas y horizontes para la población del oso pardo, que se está recuperando y permitirá en el futuro hacer un mejor seguimiento de la especie".
