Los jabalíes, que ya causaban estragos antes del confinamiento de la población, ahora están todavía más descontrolados en la región. María José Freixe, vecina de Castrillón (Boal), se llevó este fin de semana una desagradable sorpresa cuando acudió a la finca donde en su día había sembrado patatas. Los jabalíes entraron durante la noche y le dejaron más de la mitad de la huerta levantada, con las plantas destrozadas.
"Cuando lo vi sentí una rabia tremenda, una impotencia que no se hace idea porque tenemos la huerta con una pared altísima y con malla; no entiendo cómo pudieron entrar aquí", se lamentaba esta boalesa, que lleva además el bar-tienda del pueblo. "Las patatas ya están perdidas, pero más que nada lo que quiero es hacer público lo que nos pasó para que se enteren esos políticos que tanto piden a la gente que vuelva a los pueblos a vivir y a trabajar. Ya me pasó más veces y aquí sigue todo igual, sin que se tomen medidas", lamenta. La vecina de Castrillón reclama, como muchos otros vecinos de la zona rural, que se dé apertura a la caza para los cotos. "No he hecho más que sacar brazaos y brazaos de plantas, levantaron la mitad de la plantación, esto se está volviendo imposible", lamenta.
