El registro de un incremento importante de la venta de toallitas durante el confinamiento por la pandemia de la covid-19 ha puesto en alerta a las empresas públicas de agua y saneamiento, entre ellas el Consorcio de Aguas de Asturias (Cadasa). De ahí que hayan lanzado una campaña para concienciar de la importancia de "no usar el inodoro como una papelera durante el confinamiento por el COVID-19". La campaña se produce, además, por el aumento exponencial de la presencia de toallitas húmedas en las instalaciones de la red de depuración.

“El WC no es una papelera”. Ese es el mensaje que resume la campaña que lleva varias semanas impulsando la Asociación Española de Operadores de Agua Pública y Saneamiento (AEOPAS) que aglutina a las empresas públicas que prestan el servicio de agua y saneamiento en las principales ciudades de toda España. La campaña de concienciación va dirigida a la ciudadanía que se encuentra confinada en sus hogares tras la declaración del estado de alarma para frenar la propagación del coronavirus, y hace hincapié en los problemas de tirar residuos al inodoro que no pueden ser debidamente seleccionados en la red.

“Desde la declaración de Estado de Alarma se han incrementado los atascos por el uso de toallitas húmedas, provocando males no sólo en la red pública, en las estaciones de bombeo o en las depuradoras, sino también en los hogares”, explican desde AEOPAS, por lo que era esencial que ahora instemos a las personas a que haga un uso responsable del inodoro y no arrojen residuos y en especial toallitas a su WC.

Los atascos en los sistemas de canalización de depuración y en las estaciones depuradoras son un gran problema y de alto coste que ha ido a más desde que se decretó el confinamiento en los hogares. En el caso de Asturias, Cadasa calcula que los costes anuales para solventar los problemas causados por las toallitas húmedas que se tiran al inodoro suponen 5 millones de euros. La disposición de estos residuos en el vertedero de Cogersa supuso en 2019 un gasto de 1.268.203 euros. La Empresa Municipal de Aguas también había contado el pasado año ese gasto de más de un millón de euros que le supone el residuo de las toallitas en la red de saneamiento.

Los atascos en la red de saneamiento afectan al ciclo urbano del agua, con lo que ponen en peligro la salubridad de un recurso que es ahora más esencial que nunca, como recuerdan desde AEOPAS: “el agua de grifo es esencial para combatir el COVID-19: con ella te lavas las manos, te duchas, limpias y desinfectas tu hogar, la ropa, la vajilla..”.

El problema que reviste esta forma de eliminar las toallitas es que estos productos están hechos de microfibras y microplásticos y pueden atascar las tuberías si las tiramos por el retrete, ya que pueden pasar hasta un mes en el agua sin degradarse. Tampoco existe una certificación española o de la UE que identifique qué toallitas se pueden arrojar al WC, por lo que si algún producto incluye algún sello en este sentido sería no oficial y puede inducir a engaño, como indica la federación de consumidores FACUA.