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Las ingenierías urgen a reorganizar los grados: "El sistema actual es estanco"

Desde las carreras técnicas piden apostar más por itinerarios flexibles y abiertos para los alumnos y por una formación dual pegada a la empresa

Las ingenierías urgen a reorganizar los grados: "El sistema actual es estanco"

La ingenierías y carreras técnicas llaman a una reorganización de materias y grados en la Universidad de Oviedo para favorecer la flexibilidad y una mayor capacidad del estudiante para diseñar su recorrido académico. Recalcan que la sociedad, el entorno económico y el conocimiento deben ir de la mano y desabrochar los corsés que en la actualidad hacen demasiado rígida la formación académica. Es un idea en la que insiste el director de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, Juan Carlos Campo. Y que resuena cada vez con más fuerza.

"El sistema en general es muy estanco, con poca optatividad y capacidad del alumno para elegir, y de lo que se trataría es de acompasar los intereses del alumno con los de la sociedad, todos saldrían beneficiados", resume Juan Carlos Campo. No se trataría de remover hasta los cimientos del sistema educativo actual, porque "tenemos una gran formación generalista y sigue siendo necesaria", sostiene el director, pero "sí deberíamos jugar con lo que tenemos, reorganizar bloques y materias, algo que no genera un coste adicional, pero que sí puede tener grandes beneficios". Los dobles grados son "una solución con muy buenos resultados", pero Campo va más allá y no ve con malos ojos que "los alumnos puedan cursar los primeros años varios bloques de asuntos en consonancia con sus intereses, que puedan diseñar sus propios itinerarios", algo que favorecería la especialización, garantizaría la formación en diversos ámbitos complementarios e incluso podría tener un efecto de atracción hacia las carreras técnicas. "En algunas universidades ya se hace aunque no está regulado, y creo que es por ahí por donde se debe avanzar", apunta el responsable de la Escuela.

Los grados abiertos, los dobles grados y la implantación de una alianza hacia una formación dual, como se viene haciendo en la Formación Profesional, son los pilares sobre los que se debería asentar la deseable transferencia del conocimiento hacia la empresa y la sociedad en general, defiende Campo. Ya se habían dado algunos tímidos pasos en este sentido, pero desde la Politécnica gijonesa no quieren que esta idea quede en barbecho por la compleja situación actual. O en una mera declaración de intenciones.

Campo incide también en la tendencia a favorecer cada vez más el desarrollo de una formación dual a través de prácticas en empresas combinadas con la formación presencial. En este ámbito la Politécnica ya tiene camino recorrido, con experiencias integradoras como las del Máster de Ingeniería Informática. Su coordinador, Rubén Usamentiaga, explica que este enfoque dual "nos encaja muy bien, es un gran campo de pruebas", porque en su área las empresas tienen muy claro qué tipo de perfiles quieren, y así los alumnos con competencias muy elevadas van perfeccionándose hacia ámbitos laborales específicos, con retos concretos, en los que es muy posible que puedan encontrar empleo nada más terminar el máster. "Es muy beneficioso para las partes", sostiene Usamentiaga, quien también recuerda que "la formación de base más general es muy importante", aunque "se puede mejorar para enlazar asignaturas con las necesidades de las empresas".

Otros docentes de la Escuela, como Fernando Las-Heras, catedrático de Teoría de la Señal y Comunicaciones, considera que la clave de todo está en "la calidad". "La mayor flexibilidad y adaptación a cualquier entorno profesional es proporcional a la formación recibida: se necesita una instrucción global o madurez formativa que debe permitir al egresado abordar cualquier reto profesional más allá de los conocimientos base adquiridos". Es decir: "autoaprendizaje, aplicar el conocimiento y generar nuevo conocimiento, ser capaz de abordar cualquier reto técnico en un marco donde haya que manejar variables temporales y económicas, relaciones interpersonales, lenguajes y entornos variables". Y por ello, al margen de la definición de las asignaturas y los planes, "no podemos dejar por el camino las metodologías y capacidades que realmente el alumno adquiere para el futuro", recuerda.

Ramón Rubio, responsable del MediaLab de la Universidad, considera que la versatilidad es necesaria, pero "cambiar los planes de estudio puede llevar años". En todo caso, sí que "se da cierta rigidez en cuanto a ser capaces de adaptarse a tiempo a ciertas necesidades", advierte, en un mundo cada vez más cambiante. Y en esa línea se manifiesta también Norberto Corral, de la Facultad de Ciencias. "Los estudiantes de Física y Matemáticas trabajan en cosas que no sabían que existían cuando terminaron la carrera y se adaptan a toda velocidad; creo que es más importante enseñarles a aprender cosas nuevas y con autonomía que un conocimiento concreto de algún tema", defiende.

Los alumnos, por su parte, tienen claro que la posibilidad de avanzar en la elección de itinerarios más especializados, obviando otras materias que quizás no les interesan tanto para sus fines, es una buena idea. "Estoy muy de acuerdo, estaría muy bien poder encaminarse por donde te interese, ya que ahora mismo estudias muchas cosas que sabes que ni te interesan ni te van a servir en el futuro. Por ejemplo, en mi caso, que estoy en ingeniería mecánica, ahora estoy estudiando dos de cinco asignaturas que son enfocadas a ingeniería electrónica", resume Diego Piñera, miembro de la Junta de Escuela de la Politécnica.

¿Y la empresa? Félix Baragaño, presidente de la Cámara de Comercio de Gijón, señala que las relaciones entre la Universidad y las empresas se debe fortalecer desde varias ópticas: "En primer lugar, que la Universidad sirva de correa de transmisión del conocimiento y la investigación aplicada para lograr empresas más competitivas; y, en segundo lugar, capacitando a los recursos humanos en función de las necesidades y exigencias del mercado laboral para facilitar su incorporación a un puesto de trabajo". Y esto pasa, conviene con la dirección de la Escuela de Ingeniería, por "ampliar el número de horas de formación práctica en las empresas, lo que supone que el alumno se familiarice con el desarrollo práctico de sus competencias". Con el fin de mantener esa correa de transmisión bien engrasada.

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