El Eo vivió ayer una jornada de apertura "muy floja" por la escasa afluencia de pescadores. Y es que al río fronterizo con Galicia le pesó la norma derivada del covid-19 que impide salir de la provincia. Por esta razón, muchos gallegos que tenían previsto pescar en la zona libre o que tenían coto reservado en los tramos asturianos del cauce no pudieron acudir y, como consecuencia, en el concejo santirseño apenas se notó la apertura de la temporada salmonera.
Entre la escasa docena de ribereños que sí se dieron cita en el Eo estuvo el gijonés Braulio González, que en 1999 echó a tierra el campano del Eo. Ayer le tocó probar suerte en el coto La Pena, el más urbano. "El río está un poco bajo, pero está pescable", admitía tras las primeras horas sin capturas. "El Eo es un río muy guapo, muy salvaje. Si hubiera salmones sería el mejor de Asturias", añade.
Al gijonés también le ha afectado la normativa de no poder salir de la provincia, ya que hoy tenía reserva en un coto gallego del Eo al que no podrá desplazarse: "Llamé al Seprona para confirmarlo, pero ya me dijeron que no era posible". Al gancheiro santirseño José Pérez, más conocido como "Pepe el Barbas", le pasa algo parecido, pues tiene para finales de mes reserva en el río gallego Ulla y ya da por hecho que no podrá acudir.
Pérez, buen conocedor del río más occidental de Asturias, auguraba a mediodía que el Eo cerraría su primera jornada sin capturas. No obstante, defendió el buen estado del río: "Si tuviera más agua iría un poco más alegre, pero está pescable. Más tarde o más temprano saldrá alguno". A primera hora probó suerte en la zona libre junto al refugio de Xesteira, pero antes de mediodía había recogido sus bártulos. El veterano pescador, que lamenta una apertura sin ambiente en el pueblo, prefería haber dejado esta temporada en blanco para poder analizar la evolución del cauce: "Sería buena ocasión para experimentar un poco y ver qué pasaba".
