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Me quedo en el pueblo | San Cosme

Siembra de fabes para olvidar el estrés

Isabel Rubio García-Braga, con doble licenciatura y tras pasar trece años en el extranjero, regresó a la finca familiar para impulsar el negocio agrario

Isabel Rubio trabaja en la finca de faba asturiana en San Cosme. Ana Paz Paredes

La ovetense Isabel Rubio García-Braga, que cuenta con una doble licenciatura en Administración y Dirección de Empresas, y Económicas, habla con admirable humildad sobre su trabajo actual al frente de la finca familiar en San Cosme, en San Martín de Luiña (Cudillero), donde sus padres pusieron en marcha hace años una plantación de faba asturiana y otra de arándanos. "En el medio rural hay que saber de todo. Yo cada día aprendo algo nuevo", matiza. Hace apenas dos meses quedó al paro tras su último trabajo, en este caso en área de contabilidad del equipo comercial de Arcelor, actividad que compaginaba con la ayuda en la finca.

Tiene un currículum brillante y variado. En el año 2012 realizó en Suiza un máster en gestión hotelera. "Contando los años de carrera, que la estudié en Madrid, estuve más de 13 años en el extranjero. En 2014 me fui a trabajar a los hoteles Hyatt en Dubái en el departamento de recursos humanos, luego en 2016 me volví a Suiza y trabajé dos años en Lucerna, en la empresa Education First, donde llevaba tanto las cuestiones relacionadas con el turismo, como las relativas a la contabilidad y el teléfono de emergencias 24 horas. Tenía a mi cargo a 15 personas", recuerda esta joven que, un buen día, sintió ya la necesidad de volver con su familia y sus amigos. "Quería empezar de nuevo, había llevado una vida muy ajetreada, con mucho estrés, pero ya echaba de menos la tierrina", recuerda esta emprendedora que habla perfectamente inglés, y se defiende bien con el francés y el alemán.

La finca "El Ribeiro", que da también nombre a la empresa de cultivo y venta de faba asturiana IGP, debe su nombre al de la casa que sus padres adquirieron en su día en la zona con la idea de descansar en ella. "Mi padre trabaja en Madrid y va y viene. Un buen día viendo la extensión del terrero que tenemos decidieron darle provecho y dedicar un parte a la plantación de faba asturiana, que se inició en 2009", explica ella, quien al tiempo recuerda todo el apoyo que recibieron desde el principio tanto del Consejo Regulador IGP, el Serida y de vecinos del propio San Cosme y alrededores.

Durante el tiempo en el que se dedica a trabajar en la finca, Isabel Rubio permanece en la casa de San Cosme, aunque también su familia tiene residencia en Oviedo. "Pasamos media vida aquí. Yo ahora vivo en la finca porque estoy pendiente de la plantación, y trabajando mucho. Del 1 de mayo a noviembre, aquí estamos. Tenemos una hectárea y media plantada de faba asturiana IGP", dice. Además, resalta que también tiene unas 2.200 plantas de arándanos ecológicos que comercializan con el nombre de Valle de las Luiñas, así como 300 manzanos también en producción ecológica con ocho variedades de manzana de mesa, que esperan poder vender en el futuro.

"Yo venía de sufrir mucho estrés, de realizar un trabajo en el que había mucha presión, y esto es completamente distinto. Aquí hay mucho trabajo físico, hay que sudarlo, pero merece la pena. A mí me gusta lo que hago, pero además la tranquilidad que consigues no se paga con nada. Despertarte y escuchar el río, ir a la huerta, moverte por la finca donde siempre tienes algo que hacer, luego ver salir el fruto..., no sé, yo la verdad es que aquí estoy encantada", afirma. Las opciones de futuro están abiertas: "¡Quién sabe! A mí no me importaría abrir aquí un alojamiento rural y compaginarlo con la finca".

Sobre la faba asturiana esta joven cree que "no se valora el producto que tenemos en Asturias. No se quiere pagar el precio que merece. Al final se trae producto extranjero a precio irrisorio y no se valoran nuestras fabas que son de categoría extra y llevan el sello IGP. Está íntegramente recogida toda a mano, sacamos unos 1.000 kilos de categoría extra al año", resalta. Isabel Rubio cree que los ayuntamientos deberían colaborar más en promocionar a los emprendedores rurales de la zona con sus productos, "darles más visibilidad, organizar más cosas como eventos gastronómicos o algo así, porque la verdad en ocasiones te desanimas un poco con tantas trabas y exceso de burocracia", destaca.

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