"A un local hostelero que no tiene periódico, para mí, le falta algo. Puede que algún restaurante de 'alto standing' se lo pueda permitir, pero esto es Asturias. La gente te pide prensa y la hostelería es cliente fiel". Así de firme se muestra Luis Amador Fernández, gerente del restaurante Los Pisones de Gijón, sobre la vinculación entre el sector y la prensa en la región. Para él, la campaña de colaboración de LA NUEVA ESPAÑA -que les regalará un ejemplar del diario durante los primeros quince días de reapertura- ayudará a que la vuelta a la normalidad siga respetando una tradición para muchos intocable: "Es una forma de decirle a la gente que estamos aquí y que nos necesitamos mutuamente para salir adelante".

Fernández esperará todavía unas semanas más antes de abrir el negocio -ve con cierta desconfianza las dudas en los protocolos y no quiere poner en riesgo a sus clientes-, pero agradece que, por primera vez, sus tres plantas de comedor, que tantos dolores de cabeza -y piernas- le han dado, servirán en esta ocasión para garantizar las distancias. "Ahí hemos tenido suerte; no tenemos que cambiar gran cosa más allá de quitar alguna mesa y menguar el aforo. Vamos a sufrir en el tema económico, como todos, pero somos optimistas", explica.

Retrasará su apertura, en cualquier caso, porque teme que las ganas que tiene el sector de volver a la normalidad acaben provocando algún fallo de protocolo. "Entiendo que todos queremos volver a trabajar, pero ahora mismo, para muchos, puede ser precipitado. Yo prefiero esperar a poder formar a mis empleados y a mí mismo, porque no quiero que ellos se contagien ni que le pase nada a ningún cliente", razona. Y añade: "Debemos darle seguridad al cliente, es la prioridad. Prefiero estar otro mes sin ingresos antes que tener que asumir algún error".

Fernández regenta Los Pisones, en la carretera de Villaviciosa, desde mayo de 2015. "Técnicamente estamos de aniversario, el más raro hasta la fecha", bromea. Su negocio es familiar, pertenece a la tercera generación de hosteleros, y lleva las riendas del local en compañía de su hermana y de su esposa, a la que conoció hace ya cosa de 30 años en el instituto. "Si tuviese que decir cuál es nuestro punto fuerte, es ese, el ambiente familiar. La gente valora cada vez más poder ir a un restaurante en el que se les pueda atender de forma cercana y como en casa", apunta.

Al pertenecer a un sector al que está vinculado desde niño, su forma de trabajo ha respetado buena parte de la tradición heredada de sus abuelos, y en su carta el negocio sigue apostando por los platos con cuchara y la cocina tradicional: "Ahora también trabajamos con pescados, mariscos y arroces, y ese es otro motivo por el que no quiero abrir todavía. Este tipo de productos, por ser buenos, son perecederos, y aún nadie sabe cómo va a reaccionar la gente y si necesitamos mucha o poca comida".

El gerente ha visto con cierta preocupación las aglomeraciones en algunas terrazas porque él, que reside en Quintueles, se mantuvo confinado hasta hace apenas unos días. "Fui a Oviedo por trabajo y vi una terraza que tenía hasta cola de gente esperando por una mesa. Supongo que la cola se normalice, pero tenemos que darnos cuenta de que a las dos cervezas la gente puede relajarse y olvidar las medidas de seguridad", explica, aunque también cree que poco a poco la reapertura de locales eliminará el "gran miedo" que muchos aún sufren: "Tenemos que recuperar nuestras vidas poco a poco porque no podemos quedarnos en casa para siempre. Basta con tener cuidado". Y parte de esa recuperación, en su negocio, implica retomar la compra de periódicos. "La campaña de LA NUEVA ESPAÑA es un gesto que hay que agradecer. La prensa también está sufriendo el miedo de mucha gente que teme contagiarse, igual que en las terrazas, y hay que normalizar otra vez su uso".