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La mayor parte de fondos de la UE para España, sin gastar por la deficiente gestión y la burocracia

"Me preguntan para qué queremos más dinero si no lo usamos", dice un eurodiputado asturiano

La mayor parte de fondos de la UE para España, sin gastar por la deficiente gestión y la burocracia

La ingente burocracia, la falta de liquidez y la mala gestión colocan a España en el furgón de cola en el ranking de aprovechamiento de los fondos europeos para el período 2014-2020. Mientras que la mayor parte de los países de la Unión Europea (UE) ya han gastado, o al menos han decidido a qué dedicarán un elevado porcentaje del dinero disponible en los diferentes fondos comunitarios (algunos, incluso, más del 100% por si algún proyecto falla), en España todavía no hay previsión sobre el destino de más del 60 por ciento de las ayudas disponibles. De hecho, sobre los 45.510 millones de euros de dinero comunitario (más de 56.000 millones si se suma la aportación nacional) asignados a España en los diferentes programas de ayudas solo se han gastado hasta ahora 15.564 millones, el 38%, siete puntos por debajo de la media europea y solo por delante de Eslovaquia, Croacia e Italia. Y ha habido avance: al cierre del ejercicio de 2019 solo se había gastado el 33%. Llueve sobre mojado: España siempre ha esperado al último momento para invertir los fondos europeos. En el período actual tiene hasta 2023 para hacerlo. Y todo aquello que no se invierta será dinero perdido. España, de hecho, ha perdido decenas de miles de millones en los últimos años.

El eurodiputado socialista asturiano Jonás Fernández ve dos problemas a la hora de aprovechar los fondos europeos. Uno de índole administrativa: "La burocracia" y la "mala gestión", porque "no se prioriza. El dinero está ahí, pero muchas veces nadie se ocupa de gastarlo". El segundo tiene que ver con los ajustes derivados de la anterior crisis económica, que provocaron recortes generalizados, lo que motiva que a veces no haya liquidez para asumir la parte de la financiación que corresponde a las administraciones nacionales.

"La gestión poco eficiente es un problema tradicional en España", resaltó Fernández. Y de ahí el escaso aprovechamiento del dinero europeo. Puso un ejemplo, en la anterior legislatura había un importante fondo europeo destinado a planes juveniles, pero España fue de los países que menor proyectos ejecutó, lo que supuso perder buena parte del dinero. "De ahí que algunos colegas de otros países me pregunten a veces para qué queremos más dinero los españoles si luego no lo utilizamos", resaltó Fernández.

"En España no hay visión estratégica para el uso de fondos europeos", subrayó el eurodiputado asturiano. Explicó que la mayor parte de los países comunitarios estructuran sus presupuestos pensando "cómo maximizar el dinero europeo"; esto es, "ponen el ojo donde puedan apalancar más". Mientras tanto, en España se elaboran los presupuestos sin pensar en las ayudas europeas y solo después se mira "a ver cuánto cae", resaltó Fernández. Así que, en su opinión, lo que falta en España es "una decisión política de estructurar nuestro presupuesto para maximizar los fondos europeos".

La eurodiputada avilesina Susana Solís, de Ciudadanos, resaltó que a 30 de abril España solo había gastado el 38 por ciento de los fondos europeos que le corresponden para el periodo 2014-2020. También señaló a la "burocracia" como responsable principal del escaso aprovechamiento de los dineros de la UE. Una burocracia, en este caso, doble, puesto que a la propia de España, donde deben realizarse numerosas auditorías y hay una maraña legislativa por la convergencia de normas nacionales y autonómicas, se une la de Bruselas. Los europarlamentarios se han conjurado para tratar de aminorar esa burocracia todo lo posible. La idea es "flexibilizar" la concesión de los fondos, tanto en aspectos relacionados con la tramitación, como de destino del dinero. El objetivo es "simplificar" para que los fondos sean "más fáciles de tramitar, más fáciles de certificar y más fáciles de ejecutar", apuntó.

Solís señaló que podría darse la paradoja de que España se viera ahora beneficiada por haber gestionado pocos fondos europeos. Porque para este ejercicio y el que viene existe el propósito de dar a los países más libertad a la hora de elegir a qué dedicar el dinero. Además, habrá proyectos que estarán financiados al cien por ciento por Europa.

El objetivo de estos cambios es que los estados puedan destinar fondos a dar liquidez a las empresas, muchas de ellas gravemente afectadas por la incidencia de la pandemia de coronavirus, aumentar el capital circulante, y utilizar los fondos pendientes para gastos sanitarios, ayudar a las pymes, propiciar políticas de empleo y, previsiblemente si se imponen las tesis de Solís y otros eurodiputados, también para ayudar al sector turístico. "Sería genial que los fondos pudieran destinarse también al turismo y a la cultura", expresó la avilesina, que aspira asimismo a que esa cofinanciación al cien por ciento sea "retroactiva" y alcance a los proyectos aprobados en 2019.

Su conclusión es que figurar en el "pelotón de cola" en cuanto al aprovechamiento de los fondos europeos "no es tan grave si a partir de ahora los aprovechamos bien y ayudamos al tejido productivo y a que las comunidades despeguen". Sí calificó de "grave" "que por sistema estemos siempre los últimos" en la gestión de fondos. Porque ejecutar la mayor parte de los dineros el último año "no es buena política".

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