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El Principado, ante la desescalada

"Hay que arrimar el hombro y consumir en Asturias", pide la patronal turística

El sector reclama promoción, flexibilidad laboral y créditos blandos: "El 30 por ciento de los establecimientos está en riesgo de cerrar"

Una terraza de Oviedo. MIKI LÓPEZ

"Es el momento de arrimar el hombro y consumir productos y servicios asturianos, dejar los gustos personales para otro momento". Es la consigna que lanza José Luis Álvarez Almeida, presidente de la patronal turística Otea, para salvar un sector tan tocado por la crisis del coronavirus que está reclamando un plan estratégico específico, como el que ya se planteó en su día para la siderurgia o la minería. Almeida indica que "está en riesgo de desaparecer el 30 por ciento de los establecimientos" de una actividad económica que emplea a 35.000 personas y supone un 11 por ciento del PIB regional, unos 2.200 millones de euros.

El sector reclama flexibilidad laboral, créditos blandos y microcréditos, suspensión de alquileres, prórrogas de hipotecas y campañas de reactivación del consumo y promoción del turismo. Y no solo de cara a este verano, aunque muchos negocios ya tienen decidido que no abrirán. Las medidas tratan de salvar sobre todo el último cuatrimestre del 2020, que "va a ser especialmente duro para la hostelería asturiana", augura Almeida. De hecho, el Principado está a punto de presentar un plan de promoción justo para esos meses.

La reapertura de la actividad no está siendo todo lo buena que se esperaba. La gente sigue teniendo mucho miedo al contagio, evita las terrazas y, por lo general, todas aquellas actividades en las que puedan reunirse muchas personas. Esta renuencia está terminando de matar al sector. "Estamos en una situación muy complicada, fuimos los primeros en entrar en la crisis y vamos a ser los últimos en salir", no deja de repetir el dirigente de Otea cada vez que se le pregunta. Ayer mismo se dieron a conocer las cifras de pernoctaciones del primer cuatrimestre del año. Como era de esperar, las cifras no son buenas: 216.748 visitantes y 414.597 estancias, lo que supone descensos del 52,7 por ciento y del 54,5 por ciento, respectivamente, respecto al mismo periodo de 2019.

La palabra clave es flexibilidad, que ya se ha demostrado posible con la reapertura de las terrazas: "Se pueden usar más metros y no supone ningún daño a la convivencia", cree Almeida. De cara al verano, a la patronal se le ocurren otras vertientes de esa flexibilidad, como la posibilidad de que haya conciertos en las terrazas, "siempre respetando el descanso de los vecinos", lo que por otro lado supondría además un balón de oxígeno para el gremio de los músicos, que se enfrentan a una crisis tan grave como la de la hostelería.

El sector también reclama cotizaciones diferentes para sus negocios, al menos hasta que se supere la crisis de la pandemia. Por lo pronto, quieren resolver el problema del fin de los ERTE, establecido para el 30 de junio. "Nos encontramos con que el 30 de junio tendremos que volver a coger a la totalidad de las plantillas, sin posibilidad de despedir en seis meses, pero con restricciones de aforo y sin facilidades de financiación. Eso es condenar al cierre a los negocios y se va a traducir en despidos. El que decidió abrir los bares al 50 por ciento no sabe lo que es un negocio de bar, no se puede abrir a pérdidas", explica Almeida.

El criterio para determinar el aforo de los establecimientos, añade, debería ser el de la distancia de seguridad de uno o dos metros, tal como ocurre en el resto de Europa, y no los porcentajes establecidos en España, lo que dificulta la supervivencia de muchos negocios. "Un local de 300 y 400 metros, con una terraza de doce mesas, tiene que abrir con seis de ellas; es totalmente inviable", indica. Tampoco estaría de más una mayor claridad y transparencia para poder planificar la apertura del sector. Todo han sido dudas en esta desescalada, aunque los negocios hosteleros asturianos han cumplido bien con las medidas de seguridad e higiene establecidas por el Gobierno.

Una de las mayores preocupaciones del sector es la falta de liquidez. Por ello piden microcréditos de 25.000 euros, de fácil concesión y sin trabas, o ampliar las líneas de avales y préstamos al 0,25 por ciento, o incluso sin interés alguno. Otra medida reclamada es la suspensión de alquileres y arrendamientos hasta diciembre.

También reclaman exenciones fiscales y de las tasas municipales, por lo menos hasta que la situación se vaya normalizando; una prórroga en el pago de hipotecas y un IVA superreducido del 7 por ciento -en la actualidad está en el 19 por ciento-, siguiendo la estela de países como Alemania, que con ello buscan reactivar el consumo. Se trataría de ampliar el acuerdo que la patronal ya alcanzó con el Principado para la concesión de créditos amortizables a siete años y unos intereses de casi cero. Hosteleros y hoteleros quieren que el Gobierno central se siente con las asociaciones nacionales y se llegue al tan deseado plan estratégico, en el que también debería entrar el Ejecutivo regional.

"Necesitamos ampliar los ERTE hasta final de año"

Joaquín Trigueros, de La Competencia, de Oviedo, considera que se necesita "ampliar los ERTE hasta final de año; tiene que haber una flexibilización para no sacar a la gente el 30 de junio, porque si pides un ERTE por producción puede tardar dos o tres meses, y no te da tiempo a ponerte al día".

Por otra parte, habla de la regulación de los alquileres, "un tema que ha quedado ahí olvidado y que es fundamental; yo personalmente he hablado con mis caseros hasta el mes de julio y han tenido muy buena disposición, pero a partir de ese mes ya tienen que empezar a funcionar con la renta anterior". Una regulación generalizada que estableciera moratorias o alguna fórmula para hacer frente a los pagos "sería lo ideal".

"Tenemos que apretarnos todos un poquito el cinturón"

Isa Solís, de Trattoria La Peppa, de_Mieres, considera que la solidaridad entre todos es la base para salir de esta crisis del sector hostelero. "Todos tenemos que apretarnos un poquito el cinturón". La Administración, rebajando tasas; los arrendadores, conscientes de la situación, y los propios hosteleros, apostando por los productores locales.

"Es fundamental el apoyo de la Administración, mediante la rebaja o anulación de tasas municipales como las de terrazas, voladizos o el IBI", señaló Solís. También "agilizar los procesos burocráticos"_y el impulso de campañas de "sensibilización" para los arrendadores. "Las rentas deben adaptarse a esta nueva realidad". Y añade: "Hay cientos de cierres y renuncias por la permanencia de rentas inasumibles y completamente fuera del contexto de la situación que estamos viviendo". Y no olvida la "imprescindible"_promoción del territorio, este verano más necesaria que nunca.

"Que eliminen la tasa por las terrazas para así compensar"

Pablo Vega regenta el chigre La Llosa, en la céntrica plaza Carlos Lobo de Avilés. Reclama al Ayuntamiento de Avilés que, al menos, exima a los hosteleros del pago de las terrazas durante lo que resta del año "para así poder compensar las pérdidas generadas durante los meses de confinamiento". Vega reclama además la unión y la solidaridad entre hosteleros.

Durante los meses del estado de alarma, los hosteleros avilesinos sufrieron mientras sus locales estaban cerrados. "No solo se perdió la Semana Santa sino también la Comida en la Calle y el puente festivo del Primero de Mayo", señaló Vega, que solicitó la animación de las vías públicas y plazas con conciertos de pequeño formato para así incentivar a la clientela.

"Pido flexibilidad con los impuestos para que nos dejen despegar"

Flexibilidad es lo que necesita el sector hostelero, a juicio del empresario moscón Sindulfo Díaz, que regenta El Rincón de Fufo. En su opinión, una de las claves para que la hostelería remonte los estragos económicos derivados del cierre obligado durante el confinamiento, que supuso importantes desembolsos en gastos corrientes cuando en la caja no entraba nada, y las actuales restricciones de aforo de la desescalada, que limitan la capacidad total de venta de los negocios, es que las administraciones públicas "sean flexibles a la hora de cobrar impuestos, que nos dejen despegar".

Al hostelero moscón no se le escapa tampoco la necesidad de que los clientes "respondan y vuelvan a la vida normal de consumo, entre comillas", dice. De momento, el regreso de la clientela va poco a poco. Sin olvidar que para el sector es clave el buen tiempo "para que la gente salga", concluye.

"Estamos desasistidos, falta información más concreta"

Javier Argüelles, al frente del Café Central de Gijón, cree que los hosteleros "estamos desasistidos". A su entender, "nos falta información más concreta, que responda a nuestras dudas del día a día" respecto, por ejemplo, a las distancias de seguridad o el uso de equipos de protección en los locales. "Faltan soluciones y alternativas. No hay información clara, echo en falta más interlocución", asevera Argüelles, un veterano del sector que afirma que "la gente aún tiene que perder el miedo a salir y entrar en los locales", aunque "están siendo muy respetuosos con las medidas de seguridad".

Argüelles, que tras las adecuaciones realizadas trabaja aproximadamente al 40% de la capacidad total de su local, asegura sentirse "muy ilusionado, pero con mucha incertidumbre".

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