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Los asturianos reconquistan los Lagos en el primer sábado con acceso libre

Apenas 200 vehículos, procedentes de toda la región, suben a Enol: "Mejor así, sin aglomeraciones"

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Reapertura de Covadonga al tráfico rodado

Los asturianos reconquistaron hoy los Lagos. La prohibición de salir de la comunidad autónoma de residencia a causa de la pandemia de coronavirus provocó que el primer sábado con acceso libre en coche al parque nacional por Covadonga estuviera protagonizado exclusivamente por personas llegadas desde todos los rincones de Asturias. Durante la jornada accedieron a los Lagos cerca de 200 vehículos. Los escasos visitantes, encantados: "Mejor así, sin aglomeraciones. Es una gozada", apuntó el langreano José Luis Castro.

De Arriondas a Covadonga andando bajo un sol de justicia, fueron ayer tres parejas María Manero y Ricardo Carrera, de Ribadesella; Belén Martínez y Julio Sarasola, de Villaviciosa, y Nieves Llaneza y Maxi Llamedo (ganador del Descenso del Sella en 1984), de Arriondas. Lo hacen cada año, en Semana Santa, aunque en esta ocasión tuvieron que aplazar la caminata por el confinamiento. El porqué del ritual, conmemorar que Carrera se recuperó sin problemas de un accidente de moto que sufrió hace seis años en La Bañeza. Ayer les costó tres horas llegar al santuario. "El último tramo fue muy duro, casi no llegamos", relató Manero.

De Turón y de Avilés llegó una pandilla de amigos, hijos incluidos, integrado por Jonathan García, Sandra Fernández, Covadonga Rodríguez, Aitana García, Samuel González, Miguel da Silva, Rocío López y Pelayo García. Decidieron destino el viernes, "sobre la marcha". Sandra y Jonathan hacía años que no subían a los Lagos. La jornada fue "una pasada", afirmaron.

También el viernes planearon ir a los Lagos los langreanos José Luis Castro, Raquel Núñez y sus hijas Sara, Carla y Judith. "Nos planteamos si ir a la playa o a la montaña, y a la vista del día, acertamos, porque la playa debe estar a tope y porque a partir de ahora ya será muy difícil, si no imposible, encontrar tan poca gente en los Lagos", subrayó Castro. El único "escollo", que se toparon durante la subida con un "enorme rebaño de vacas" y tuvieron que hacer "varios kilómetros en primera". Pero "mereció la pena".

De Gijón acudieron ayer a Covadonga y los Lagos José Luis Martínez y Regina Carrillo, que suman 46 años casados, tres hijos y otros tantos nietos. Planearon el viaje el viernes, sin saber que este es el primer fin de semana con libre acceso a los Lagos desde el 8 de marzo. Les encantó la visita a la basílica y a la santa cueva porque apenas había nadie. "Así da gusto. Estamos casi solos. Es divino, y más con un día tan espectacular. Mucho mejor con menos gente. Hoy por fin pude sacar una foto de Covadonga sin gente. La única pena, que la explanada de la basílica está en obras", resaltó la mujer, que tiene por costumbre acudir junto a su marido a ver a la Santina todos los años, aunque el pasado no pudieron hacerlo.

Desde Oviedo, donde residen, viajaron Ana Álvarez yJesús Miñana, valenciado de Gandía, que llevaron ayer por primera vez a los Lagos a sus hijos, Hugo, de 5 años, y Vega, de uno y medio. Hacía diez años que no accedían al parque nacional de los Picos de Europa. El gandiense subrayó la belleza del lugar y su verdor. "Es muy diferente a mi tierra, donde la costa está muy masificada, pero también hay zonas de interior muy bonitas". El pequeño Hugo supo ser diplomático cuando le preguntaron si le gustaba más la playa o la montaña: "Las dos".

Héctor Blanco, del bar María Rosa, situado en la vega de La Tiese, junto al lago La Ercina, abría hoy por primera vez desde el 8 de marzo. Era optimista: ya había confirmado varias reservas para comer y empezaba a verse un poco de movimiento, aunque no comparable con los sábados de mayo de otros años. "Esperemos que poco a poco empiece a animarse la gente", señaló el chaval.

David Piedra y Carlos Aybar llegaron a los Lagos en bicicleta. Desde Gijón. Hacía cuatro años que no ascendían las rampas que separan Covadonga del lago Enol. Pese a la dureza del trayecto, disfrutaron; entre otras razones, porque era la primera vez que salían del concejo de Gijón desde que se decretó el estado de alarma y porque a partir de Arriondas ya no encontraron "ni un coche". Claro que por otro lado les entristeció ver Cangas de Onís y Covadonga "sin un alma" un sábado de mayo con una jornada de sol esplendorosa. "Tengo 49 años y es la primera vez que veo esto. Todo cerrado, sin coches, sin gente... Es terrorífico", apuntó Piedra.

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