El Puente de los Santos, paso obligado de la comunicación por autopista entre Asturias y Galicia, fue ayer a mediodía el escenario elegido por los trabajadores de la factoría que tiene Alcoa en la Mariña lucense para protestar por el anunciado cierre de la fábrica de aluminio de San Ciprián. Esta decisión de la multinacional estadounidense es idéntica a la que condenó a la factoría de Avilés, desde entonces en la cuerda floja al haber sido vendida a nuevos dueños que no han clarificado su futuro.

Los trabajadores de Alcoa en la planta de San Ciprián, secundados por miles de personas, reivindicaron la continuidad de los puestos de trabajo de la fábrica, más de quinientos. Los manifestantes partieron a mediodía de la estación de autobuses de Ribadeo (Lugo) hacia el puente, donde se prendió fuego a una gran barricada de ruedas que obligó a la paralización del tráfico, si bien no se produjeron grandes atascos al habilitarse desvíos alternativos por Vegadeo. Los manifestantes, de todas las edades, reclamaron la "intervención temporal" de la factoría para evitar el despido anunciado de más de 500 trabajadores directos. Hasta la frontera no se desplazaron los trabajadores de Alu Ibérica de Avilés -antigua Alcoa, vendida en agosto de 2019- al estar prohibido el desplazamiento entre provincias por el estado de alarma, pero desde la distancia mostraron su solidaridad con sus colegas gallegos.

"Energía solución" o "Pedrito, mójate" fueron algunas de las proclamas que los manifestantes llevaron por bandera en esta jornada en la que paralizaron durante casi una hora un tramo de la Autovía del Cantábrico, la A-8, en la frontera asturgalaica. Según el presidente del comité de empresa, José Antonio Zan, participaron unas 8.000 personas. "Esta concentración no se habría producido si el Gobierno no hubiese puesto a los trabajadores en la picota", explicó Zan, que agregó: "La Mariña lucense no tiene otra industria que se pueda equiparar a la fábrica de Alcoa".