Empleados que hasta hace pocas semanas habían estado confinados y ahora pueden contagiarse en bares y tiendas, ancianos asintomáticos que infectan sin saberlo a sus compañeros de residencia, trasvases puntuales del personal entre centros de un mismo grupo o "excepciones encubiertas" para permitir visitas no autorizadas de familiares y conocidos. Estas son, a grandes rasgos, las hipótesis que desde el servicio de Salud estiman que podrían explicar el rebrote que en los últimos días parecen estar afectando solo a los geriátricos asturianos. Aunque reconocen que este repunte es "curioso" -el mapeo de contactos sigue en marcha- aclaran también que es, en parte, lógico. "Es un perfil de población muy vulnerable y mucho más vigilado a nivel de pruebas diagnósticas", razonan. No obstante llama la atención que de los 30 contagios registrados por el Principado en los últimos diez días, 19 sean de un geriátrico.
Los rebrotes en residencias parecen seguir dos pautas claras: no abarcan un número demasiado grande de contagiados -incluso el mayor foco reciente, el de Gijón, se da ya por controlado- y presenta una sintomatología, en general, leve. "Eso es bueno y malo a la vez, porque la salud de la gente corre menos peligro, pero tardamos más en dar con el primer caso obvio y, por tanto, en hacer las pruebas", matizan estas mismas fuentes. El número de contactos que se deben poner en cuarentena por cada nuevo positivo, de hecho, ya ha aumentado. En cualquier caso, el sector sanitario sigue creyendo que, en caso de nuevos rebrotes, las causas puedan deberse también a "leves errores de protocolo" registrados ya en algunos centros, como visitas no autorizadas o que un mismo empleado sociosanitario trabaje en distintas plantas o residencias diferentes. Fuentes sindicales apuntan también a posibles servicios compartidos como el de cocina o el de limpieza, aunque reconocen que "lo más probable es que seamos los trabajadores" quienes llevan el virus a los centros.
