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Confinados a gusto en Cabranes

"Encontramos la vida que queremos", dice una familia argentina que ha decidido quedarse en el concejo donde les pilló la crisis

Solana Yvonne, Diego José Benzaquén y Milena, en su nueva vivienda en Santolaya de Cabranes. P. FERNÁNDEZ

Cabranes cuenta con tres vecinos más gracias al estado de alarma. La crisis sanitaria pilló a una familia de Buenos Aires en la capital del concejo, Santolaya, y decidieron quedarse. Ya se han empadronado y matriculado a su hija de cuatro años en el colegio rural de la zona. Solana Yvonne Gomel y Diego José Benzaquén Gandía, junto a su hija Milena, llegaron a España el 27 de febrero y tenían vuelo de vuelta el 22 de abril. Sin embargo, la crisis del coronavirus se interpuso en sus vidas pero, en su caso, para mejorarlas. La idea del viaje era buscar un futuro para la familia, un cambio de vida que se aceleró por la situación actual. "Estábamos muy bien en Argentina, pero la decisión la tomamos porque implicaba un cambio de vida por cuestiones que no encontrábamos en Argentina, más que nada por una estabilidad social y seguridad económica", comenta Solana.

Dejaron atrás sus trabajos como socióloga y empleado de finanzas freelance para buscar en Asturias un futuro laboral ligado a la naturaleza. "La idea era buscar un sitio donde abrir un negocio de turismo rural, y en Argentina nos aconsejaron venir a Asturias porque nos decían que la gente era más abierta que en otras zonas del norte de España, y comprobamos que es cierto. Realmente todos tienen una predisposición a ayudar en lo que está a su alcance y no hay nada más lindo que eso", confiesan. Y eso siguen buscando mientras se acomodan en su nueva residencia en Santolaya. "Nosotros no conocíamos Asturias, solo conocíamos del norte de España el País Vasco. Pasamos una semana en Galicia, estuvimos unos días en Bilbao y luego nos fuimos a Oviedo, donde queríamos empezar la búsqueda del emprendimiento en el turismo rural", relatan. Mientras estaban en Oviedo, residiendo temporalmente en un pequeño piso, Pedro Sánchez anunció el decreto del estado de alarma.

"Estábamos en un piso con una habitación y ella empezó a buscar piso y encontró uno en Santolaya", comenta Diego José. Cuando llegaron a Cabranes, albergaron serias dudas sobre su traslado de residencia. "Vinimos con todo el temor de no ser bien recibidos porque se oía en la tele que la gente estaba escapando a los pueblos", comenta Solana. Sus temores se quedaron en nada, ya que fueron bien recibidos por todos los vecinos. "Había hecho una compra a Amazon porque mi hija cumplió años el 20 de marzo y me dejaron los paquetes en el bar Casa Suárez. Cuando fui a recogerlo, me presenté al dueño, a Fernando, y fue muy atento. Tanto, que el día del cumpleaños de Milena le trajo un regalo. Para nosotros fue algo muy lindo porque pensábamos que íbamos a ser rechazados y fue todo lo contrario", agradece.

A partir de ese día, el pueblo se abrió a esta familia. "Hablábamos con los vecinos de al lado, se interesaban por nosotros. La vecina Esther nos traía frixuelos y yo le llevaba alfajores a ellos. Milena ya tiene hasta abuelos adoptivos en Santolaya: Merce y Maximino. Los niños le traían libros y juguetes", relata Solana. La intención de la familia era asentarse en Oviedo o Gijón y, desde allí, buscar una finca o una casa para emprender. Pero todo se aceleró. "De golpe nos encontramos con una realidad que nunca nos habíamos imaginado. En Santolaya encontramos la vida que estábamos buscando. Todo se dio de una manera tan agradable y a los tres meses de haber llegado ya tenemos un círculo social de una manera muy amena y linda", destaca Solana.

Los primeros días en Santolaya estuvieron en una residencia de turismo rural, pero tuvieron que abandonarla porque esa actividad no estaba permitida, y una vecina les encontró un piso a apenas unos metros. "Esto es como una vida que esperábamos tener mucho más adelante. Creo que a nosotros la pandemia del coronavirus nos ha servido para vernos aquí y decidir que esta vida es la que queremos. Estamos aquí más que felices. Ya somos vecinos de Santolaya", reconocen.

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