El coronavirus ha agravado la precariedad económica que organizaciones como Cáritas Diocesana venían advirtiendo desde el año pasado. Ignacio Alonso, director de la organización en Asturias, apeló ayer a las administraciones públicas para que coordinen esfuerzos y pongan freno a "una preocupante tendencia". También pidió a las autoridades regionales que ejerzan su liderazgo para evitar desigualdades entre ayuntamientos en el reparto de prestaciones.

Entre marzo y abril, el número de personas que acudió por primera vez a Cáritas en busca de ayuda se duplicó respecto a los dos meses anteriores, pasando de 252 a 774. En el estado de alarma la ONG de la Iglesia católica ha atendido telemáticamente a 4.014 personas en Asturias, y la cuarta parte era la primera vez que recurría a este recurso.

La responsable del área de Análisis y Estudios de la ONG, Carmen Álvarez, explicó que desde 2014 no se había producido "un aumento generalizado de las demandas de ayuda a Cáritas" como la que se ha registrado en el último año. El perfil de los demandantes también está cambiando. El 43 por ciento son inmigrantes, en su mayoría procedentes de Venezuela y Colombia y solicitantes de protección internacional. Abundan las familias monoparentales, con una mujer al frente.

Durante abril y mayo, Cáritas invirtió 113.413 euros, adelantando ayudas a las familias para que pudieran afrontar sus necesidades durante el estado de alarma. Solo 28.661 euros fueron ayudas de emergencia, una cantidad moderada, según Carmen Álvarez, gracias "a la buena cobertura de los servicios sociales".

Ignacio Alonso calificó de "buena noticia la aprobación del ingreso mínimo vital, un paso decisivo en la lucha contra la exclusión". "Asturias, que fue pionera en el salario social, debe seguir complementando el ingreso mínimo", añadió.

Mari Luz Baeza, secretaria general de Cáritas, alertó sobre la delicada situación a la que la emergencia sanitaria ha abocado a los niños y a los jóvenes -estos últimos criados durante la crisis económica de 2008- y cómo ha hecho más evidente la brecha salarial y el problema de la infravivienda.

Cáritas animó también a colaborar con la organización desde el voluntariado que en estos momentos es, según sus responsables en Asturias, "más necesario que nunca".