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La "nueva normalidad", una excepcional dificultad para personas ciegas y sordas

Leer labios tapados con mascarillas y percatarse de avisos adheridos al suelo, entre los obstáculos para quienes tienen limitación sensorial

Dos personas ciegas en un espacio callejero repleto de obstáculos. VÍCTOR ECHAVE

¿Cómo se arregla una persona sorda para comunicarse con alguien que lleva su boca cubierta con una mascarilla? ¿Cómo puede una persona ciega hacerse cargo de las marcas adheridas al suelo que establecen la distancia de seguridad? La "nueva normalidad" traída por el covid-19 resulta dificultosa para todos, pero más aún para algunos colectivos. Entre ellos, los afectados por déficits severos de vista y audición.

Pongámonos en los zapatos de una persona que ve poco o nada. Carteles que advierten de normas, botes de gel hidroalcohólico colocados donde buenamente se puede, señales en el suelo para regular el flujo de los desplazamientos, marcas de distancia para respetar el metro y medio de espacio social... Son algunas realidades "que para nosotros resultan difíciles de gestionar", destaca Andrés Mayor, presidente de la Asociación Retina Asturias.

"Para las personas con discapacidad visual todo se complica un poco más: mucha de la información que nos ayuda a tener en cuenta la nueva situación está en un formato visual al que la mayoría no tenemos acceso", destaca Andrés Mayor, quien añade una apostilla que implica casi un ruego: "En todas estas situaciones necesitamos del apoyo y solidaridad de las personas". ¿Cómo hacerlo? Un buen modo de empezar es conocer y fijarse en el distintivo "Tengobajavision" y obrar en consecuencia.

Pasemos al zapato de una persona con dificultades auditivas. "Hay una corriente que busca facilitar mascarillas transparentes para personas sordas. El primer error es no pensarlas como algo necesario para toda la población porque el objetivo es que la persona con problemas auditivos pueda hacer lectura labial de apoyo", subraya Irene González, psicóloga de la Asociación de Padres y Amigos de Deficientes Auditivos de Asturias (Apada).

Irene González esgrime una experiencia muy común en estas últimas semanas: "Los oyentes notamos que entendemos peor cuando hablamos con alguien con mascarilla; imagínate un sordo".

La Confederación Española de Familias de Personas Sordas (Fiapas) se puso en contacto con el Ministerio de Sanidad y la respuesta fue desalentadora, señala Irene González: "Ninguna de las mascarillas transparentes que circulan por el mercado están homologadas por ellos". En consecuencia, "no dejan de ser una forma de dar visibilidad al problema, pero en ningún caso podemos recomendarlas, puesto que no cumplen la normativa".

El plástico no es un material adecuado, dada su propensión a empañarse. Y el mecanismo de confección con "ventanilla" hace que se dañen los filtros y que las mascarillas no sean seguras.

Tras este chasco, la recomendación de Apada es que "se avance en accesibilidad, mejorando las condiciones acústicas para las personas usuarias de prótesis auditivas". Esta mejora pasaría por la instalación generalizada en espacios públicos de bucles magnéticos, un dispositivo que "limpia" de ruidos la zona en la que está ubicado, de modo que la persona que habla emite el sonido directamente al audífono de su interlocutor sordo y ese sonido le llega de forma muchísimo más clara.

Una vez puestos en dos tipos de zapatos distintos quizá resulte más sencillo hacerse cargo de que la "nueva normalidad" acarrea limitaciones para casi todos, pero de modo particular para algunos. Por ejemplo, para las personas con limitaciones sensoriales. Y quizá ayude a calibrar con más precisión la envergadura de eso que solemos llamar "problemas".

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