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Los trenes de Feve circulan con más lentitud ahora que hace cincuenta años

Un viaje de ida y vuelta de Llanes a Arriondas exige veinticuatro horas: "Espantan al viajero para desmantelar la compañía", denuncian

Un tren de Feve, detenido en un apeadero sin viajeros. MIKI LÓPEZ

Feve parece empeñada en batir el récord mundial de lentitud ferroviaria. La supresión de todos los servicios, excepto uno en cada sentido a Cantabria y Galicia provoca, por ejemplo, que el viaje de ida y vuelta entre Llanes y Arriondas (uno de los trayectos más requeridos por los usuarios antes de la pandemia) no pueda hacerse ahora en menos de 24 horas. Porque la única opción, sin recurrir a otros medios de locomoción, es salir de la villa llanisca a las 11:20 horas (lo que además impide llegar a tiempo a la mayoría de las consultas externas) y estar de regreso justo a la misma hora del día siguiente. Dado que entre las dos villas hay una distancia ferroviaria de 50 kilómetros, la velocidad media del tren es de 4,16 kilómetros por hora. Se tardaría menos yendo a pie, pues diversos estudios científicos han concluido que caminar consiste en recorrer una media de 5,3 kilómetros a la hora. Y la mayoría de las especies de tortuga son más rápidas que los trenes de Feve.

Un dato revelador: los convoyes de Feve son hoy más lentos que en 1970. ¿Cómo es posible? Un antiguo trabajador de la compañía lo explica con un ejemplo. "En 2014 hubo un descarrilamiento en Belmonte (Llanes) y al abrir de nuevo la vía, sin reparar todos los desperfectos, se limitó notablemente la velocidad. Este cambio provocó que los trenes llegaran con diez minutos de retraso a las estaciones, así que la empresa decidió modificar los horarios. Como no había dinero, el arreglo definitivo tardó varios meses. Cuando por fin la vía se reparó se eliminó la limitación de velocidad, pero no se modificaron los horarios, con lo cual los trenes siguen siendo diez minutos más lentos. Así que o paran más en las estaciones o reducen la velocidad". Esta situación, que se ha repetido en los últimos 50 años en varias ocasiones, unida a la escasa inversión en mantenimiento de la estructura y del material rodante, provoca que "los trenes tarden más de Oviedo a Santander y de Oviedo a Ferrol que hace medio siglo". Son "trenes tortuga".

"Renfe está espantando a los usuarios; está 'matando' a Feve", denunciaron ayer varios empleados de la empresa pública, que se niega a reponer los trenes suprimidos con la declaración del estado de alarma (más de la mitad de los que circulaban por Asturias antes del 14 de marzo), argumentando que no son rentables. De tal manera que desde que se desató la alerta sanitaria se han venido abajo los principales "negocios" de Feve, entre los que destacaba la venta de billetes a Arriondas, donde se ubica el hospital del Oriente. Porque resulta imposible el viaje de ida y vuelta al centro asistencial en el día desde cualquier punto de la comarca. Para más inri, también es imposible reservar billetes de Feve en Asturias en la web de Renfe. Sean cuales sean las estaciones elegidas aparece siempre el mismo mensaje: "El trayecto consultado no se encuentra disponible para la venta en estos momentos o bien no existe conexión directa, por favor inténtelo más adelante y disculpe las molestias". En la época del big data y el universo digital, en la web de Renfe ni siquiera se pueden consultar los horarios de los trenes de Feve: no aparecen por ningún lado.

La llanisca Marta Pérez acudía en tren al hospital de Arriondas desde Llanes cuando tenía consulta externa. Solía tomar el convoy que salía de Llanes a las 7:40 horas y regresaba en el de las 10:15 o en el de las 12:30, en función de la hora de la consulta. Ahora solo hay un tren de Llanes hacia Arriondas, a las 11:20 horas, lo que hace que no sea útil para la mayoría de las consultas. Y el único tren que avanza en sentido contrario pasa por la capital parraguesa una hora antes, a las 10:15, lo que la obliga a "tirar de familiares", a "coger un taxi", con el consiguiente desembolso económico, o a tomar el autobús de las 15:30 horas. "Y, o bien comer fuera o bien hacerlo en casa como muy temprano a las cinco de la tarde", se quejó.

Tampoco resulta ya posible el viaje de ida y vuelta en tren para acudir a los mercados semanales de Posada (los viernes), Ribadesella (los miércoles) o Llanes (los martes). Hasta marzo fueron otro "buen negocio" para Renfe, pues habitualmente se registraban decenas de viajeros para estos destinos. También los fines de semana muchos vecinos de Ribadesella, Llanes y Ribadedeva aprovechaban para visitar a parientes o amigos ingresados en el hospital de Arriondas. Y algunos aprovechaban para ir en el primer tren de la mañana a Oviedo o a Parque Principado, y apuraban para coger el último de vuelta, que salía de Oviedo a las 18:55 horas.

Antes de la declaración del estado de alarma había cuatro trenes al día que partían de Oviedo hacía el Oriente. Dos con destino Santander (8:35 y 15:35 horas) y otros dos a Llanes (10:45 y 18:55 horas). Ahora solo se mantiene el más madrugador. Desde Santander hacia Oviedo partían antes de la pandemia dos trenes cada día, uno a las 9:10, con llegada a la capital asturiana a las 14:00 horas y otro a las 16:10, que llegaba a la estación ovetense a las 21:30 horas. Solo se mantiene el primero.

Esta situación ha llevado a los sindicatos a anunciar que se levantarán en armas si la compañía no recupera, como mínimo, los servicios amparados como obligaciones de servicio público (OSP) y por lo tanto financiados en buena parte con dinero público. Pero se adivina un negro horizonte, porque las OSP firmadas con Renfe caducan el próximo 12 de diciembre. Después de esa fecha, la nada.

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