La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

VICERRECTORA DE ESTUDIANTES DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO

Elisa Miguélez: "Dudé que se pudiese celebrar, pero espero una EBAU académicamente normal"

"Al aumentar las opciones no se busca facilitar el examen, sino que se pueda evitar la parte no presencial de la materia y todos estén en igualdad"

Elisa Miguélez, ayer, en el Palacio de los Deportes de Oviedo. IRMA COLLÍN

Elisa Miguélez cruza figuradamente los dedos mirando a la pista del Palacio de los Deportes de Oviedo, donde ya esperan 660 mesas y sillas. La vicerrectora de Estudiantes de la Universidad de Oviedo, que lleva más de dos meses resolviendo contratiempos inéditos, dirá que lo peor de preparar la EBAU más extraña de la historia fue el acelerón para acortar y redefinir los preparativos, para inventarse, en menos tiempo del que se dispone habitualmente para organizar una selectividad normal, una completamente distinta, en grandes pabellones, con separación y entradas escalonadas, mascarillas y geles, desinfección permanente y padres que dejan a sus hijos a la puerta y se van. El gran examen de la nueva Universidad empieza esta tarde (15:45 horas, 14 sedes en 9 municipios, 4.975 estudiantes) y sigue en convocatoria ordinaria hasta el jueves.

- ¿Están preparados para que además de ser segura se parezca a una EBAU académicamente normal?

-Esperamos que en ese aspecto sea muy similar. Cuando nos planteamos este desafío grandísimo, tuvimos que tener en cuenta una cuestión que nunca antes había sido tan importante, la seguridad en lo que se refiere a la salud. Para nosotros ha sido prioritario garantizar que los estudiantes estuvieran cómodos guardando la distancia de seguridad y evitando los problemas que conlleva la pandemia, pero luego estaba la prueba en sí, que debe ser como siempre en cuanto al control, porque no deja de ser el examen de acceso a la Universidad. Esos han sido los dos grandes retos, garantizar la salud de todos los participantes y el control de los exámenes.

- ¿Llegó a pensar que no iba a ser posible?

-Sí, claro. Cuando nos confinaron, de hecho, yo siempre pensé y asumí que aquello iba a durar hasta Semana Santa. Cuando se alargó, me empecé a preocupar. Pero hay que tener en cuenta que desde el primer momento se pensó en celebrar la EBAU, se planteó desde las primeras reuniones entre los ministerios, las consejerías y la CRUE. Durante algún tiempo tuve dudas de que se pudiera llegar a celebrar, pero el cambio de la situación fue tan vertiginoso que en poco tiempo, casi desde el diseño del plan de desescalada, se previó que habría EBAU incluso si las comunidades seguían en fase 2.

- ¿Cuánto esfuerzo económico extra deberá asumir la Universidad para hacer frente a esta nueva EBAU?

-No lo tenemos cuantificado porque nunca sabemos lo que nos cuesta una EBAU hasta un tiempo después de que termina. No consideramos por separado las dos fases, la ordinaria y la extraordinaria, sino que hacemos los cálculos de la prueba al completo. Tampoco los pagos al personal son inmediatos por falta de tiempo para gestionarlos con toda la velocidad que querríamos, pero claro que hay un gasto extra, y sobre todo uno, el de la limpieza, que en estas circunstancias habría sido imprescindible independientemente del lugar en el que se hubiera celebrado la prueba. Es fundamental. Se van a limpiar todas las mesas de la sesión de la mañana a la de la tarde, de manera mucho más profunda entre un día y otro, los baños? Nadie nos ha cobrado por los pabellones y las sedes que vamos a utilizar, pero es evidente que sí habrá unos gastos superiores a los de otros años.

- ¿Qué ha sido lo más difícil?

-El mayor desafío ha sido organizar esto en un periodo de tiempo tan corto. Tenga en cuenta que habitualmente empezamos a planificar la EBAU con una antelación que tal vez nadie creería, porque es una prueba muy importante para la Universidad y requiere muchos preparativos. Este año, sin embargo, hasta el 25 de mayo no volvimos a trabajar al Vicerrectorado, así que hemos tenido poco más de un mes para montar todo esto. Los exámenes ya estaban adaptados, pero toda esta parte final de organización ha tenido que hacerse en poco tiempo.

- ¿Las nuevas sedes de Langreo y Siero llegan para quedarse?

-Aún es pronto para decidir. Este año nos imaginábamos que iba a haber muchos más estudiantes, como así ha sido, casi un veinte por ciento por encima de la cifra del año pasado, y por eso pensamos en sacar a una parte de ellos de Oviedo, la sede que congrega a más alumnos. De hecho, en Oviedo tenemos casi los mismos del curso pasado, 2.100, pero esta vez después de desplazar a los de Siero y Langreo, que son casi quinientos. Pensamos que era mejor acercar las sedes a los alumnos. Lo que pueda pasar en el futuro lo valoraremos.

- Los exámenes también cambian, tendrán más opciones de respuesta. ¿Serán más fáciles?

-Hay que tener en cuenta que las circunstancias que han vivido estos alumnos, sin docencia presencial durante una parte del curso, han complicado mucho la adquisición de conocimientos. Para que todos estuvieran en igualdad de condiciones se decidió que esa parte no presencial de las asignaturas pudiera ser evitada en el examen. Eso fue lo que obligó a aumentar las opciones que se presentarán en la prueba. No se buscaba facilitar el examen, sino que fuera posible responder a preguntas sobre materias cuya docencia hubiera sido presencial.

- ¿Un curso anómalo invita a la benevolencia en la evaluación?

-La evaluación se debe hacer como siempre. Lo más importante y lo que siempre pretendemos con los criterios de corrección de todos los exámenes es que se haga de manera homogénea para todos los estudiantes. Debería ser como siempre.

- ¿Temen que las dificultades de la docencia telemática puedan llegar a dejar a muchos alumnos por el camino?

-Espero que no, que como todos los años un gran porcentaje de los estudiantes accedan a la carrera que quieran. Lo que sí ocurre este año es que hemos pasado de 4.125 alumnos a casi 5.000, con lo que muchas personas que en condiciones normales no habrían podido presentarse a la convocatoria ordinaria por no haber aprobado el bachillerato sí van a estar en ella. No sé qué dificultades van a tener esos alumnos, pero nos consta que ha aprobado el bachillerato más gente.

- ¿Cómo se imagina el próximo curso, presencial, online, presencial y online?

-No me atrevo a responderlo. Estamos estudiando distintos escenarios. De momento, pensamos que puede ser presencial, pero seguimos todas las recomendaciones de la CRUE y estamos analizando nuestros espacios para saber cuántos alumnos cabrían en las condiciones de separación del metro y medio de seguridad. Hemos pedido información a los centros y cuando sepamos eso tendremos que tomar decisiones, pero de momento estamos en fase de análisis. Nos gustaría que fuera presencial, pero nos vamos preparando para todas las contingencias.

Compartir el artículo

stats