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Fallece por coronavirus Celestino Fernández-Argüelles, exdirectivo de Alsa

El conocido empresario asturiano estuvo 89 días ingresado en la UCI y murió a las pocas horas de nacer su nieta: "Seguro que aguantó por ella"

Celestino Fernández-Argüelles. LNE

La familia de Celestino Fernández-Argüelles está convencida de que él aguantó tres meses de lucha constante en la UCI del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) porque estaba esperando a su nieta. Al varón, que falleció por coronavirus este martes a los 77 años, le habían avisado pocas horas antes de que una de sus hijas había adelantado su parto y había dado por fin a luz en Madrid. "Iba saliendo y entrando de la sedación, pero creemos que aguantó tanto tiempo por ellas", asegura su hijo, de mismo nombre que su padre. Fernández-Argüelles había sido director general de Alsa y responsable de Deloitte, entre otros cargos. Era muy querido en la zona de Tineo y su padre, Carlos Fernández-Argüelles, había sido alcalde del concejo en los años 40, así que aunque el fallecido pasase ya tiempo trabajando en Madrid su vinculación con Asturias seguía siendo muy estrecha. El septuagenario fue incinerado ayer en la intimidad familiar y su funeral se celebrará más adelante, cuando la hija que acaba de dar a luz se recupere y pueda regresar a Oviedo, donde el fallecido residía desde hace años con su esposa.

Fernández-Argüelles, explica su hijo, empezó a encontrarse mal en casa, pero sus síntomas no parecían propios del covid-19. "Estaba algo atontado y se caía. Como mi madre no podía con él, iba yo a levantarlo. Así nos contagiamos después, aunque no de gravedad, tanto ella como yo", aclara. Al principio, la familia había achacado esos mareos a que el hombre decía que, como se sentía "muy nervioso", había tomado un calmante, y su médico de cabecera había sugerido también que bebiese más agua, por si el problema era deshidratación. Pero Celestino no mejoraba, y al final su hijo llamó al 112. "Fuimos a Urgencias el día 2 de abril y acabó en planta ya de madrugada. Dio positivo cuando ya estaba en la UCI, y los tres meses que estuvo allí fueron de altibajos porque, al estar tan débil, fueron saliéndole infecciones. Lo despertaban, parecía que mejoraba y reconocía a la gente, pero luego volvía a ponerse malo y lo sedaban otra vez", resume el hijo. "Peleó hasta el final, pero no pudo ser", añade.

Este hijo, a quien todo el mundo llama Tino, reconoce que por esa experiencia personal ver ahora a la gente "relajada y sin mascarillas" por la calle le da especial rabia. "Se nota que no han visto lo que puede hacer esta enfermedad. Yo, que lo pasé en casa y en teoría fue leve, aún tengo un cuadro de ansiedad bestial. En días previos al contagio yo casi no tuve contacto con mi padre, solo cuando le ayudé a levantarse. Ahí vi lo fuerte que es. Ojalá se tuviese más cuidado", lamenta. La buena noticia es que tanto su hermana como su sobrina, el "regalo" que vino a compensar una semana trágica para la familia, se encuentran en buen estado de salud.

El exdirectivo tinetense de Alsa acumuló una trayectoria profesional tan extensa que ayer a su hijo le llovían llamadas de representantes de grandes empresas nacionales e internacionales a los que, en algunos casos, ni siquiera conocía. El fallecido dirigió más de 70 estudios de consultoría en el sector y fue uno de los responsables de la Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres (LOTT). Además de su labor en Alsa y Deloitte, las dos grandes empresas a las que estuvo vinculado, se encargó de reflotar otras entidades como Suardíaz, Transportes Comes, Cave Logística y Utinsa, así como la de Roces. Fue profesor asociado de la Universidad de Oviedo, consejero independiente de varias empresas y ponente y autor en conferencias y artículos especializados. Estaba especialmente orgulloso, sin embargo, de haber sido pregonero en las fiestas de Tineo en 1990. "Estaba muy ligado a su tierra", aclaran sus seres queridos.

El legado de Fernández-Argüelles deja separada a una familia que espera poder reencontrarse pronto. "Nuestro duelo está siendo extraño, sin duda. Muchos viven fuera y no nos podemos ni juntar. Ojalá podamos vernos todos en el funeral porque mi padre se lo merece. Era inigualable. Me pareceré, aunque sea, en un 1% a él, tanto personal como profesionalmente", asegura su hijo. El fallecido deja tres hijos y seis nietos.

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