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Me quedo en el pueblo | Sotres (Cabrales)

Una ganadera muy batalladora

Kaelia Cotera y su marido son los únicos pastores que habitan la majada de Las Vegas cuando en mayo suben el ganado a los pastos

Una ganadera muy batalladora

Kaelia Cotera es pastora, ganadera y auxiliar de enfermería. Dentro de poco estará también al frente de un restaurante, en su pueblo natal, Tresviso, en la parte cántabra de los Picos, donde también habrá un espacio dedicado a la historia de las majadas y los pastores y donde se servirá la carne de sus animales. "Hay que diversificar. Si queríamos quedarnos aquí teníamos que montar un negocio que nos permita quedarnos aquí todo el año", explica. Y añade: "A la gente aún le sigue sorprendiendo mi cambio de vida. A los 15 años me hice novia de Abel Fernández y, aun viviendo en Santander, donde estudié y trabajé varios años como auxiliar de enfermería, me pasaba todos los fines de semana y vacaciones aquí, trabajando a su lado con el ganado, yendo a la hierba, subiendo a las majadas. Por otro lado, toda mi familia nació en Picos de Europa", recuerda.

Con una mezcla de humildad y orgullo matiza que "si yo soy pastora es por Abel, mi marido, porque él ha sido pastor desde que nació y porque con él he ido conociendo y aprendiendo este trabajo que compartimos desde hace años", afirma. Al frente de la ganadería Cambureru, tienen vacas, oveyas xaldas y cabras, que, llegado mayo, suben a la zona de la majada de Las Vegas, la majada de verano. La única cabaña que queda habitada es la de ellos. Las demás o están cerradas o algunas ya cayendo. El nacimiento de su hijo Alejandro, hoy con 3 años, motivó que optaran por vivir de forma definitiva en Sotres.

Batalladora y sincera pide que se deje de vender el regreso al pueblo "inventando una vida Disney desde un sillón en la ciudad. Lo que hay que hacer es venir a los pueblos y hablar con la gente. Venir y preguntarnos ¿oye, que necesitas para trabajar, cómo podemos ayudarte para salir adelante?, dentro de un margen de normalidad, claro", señala.

El turismo y el lobo son otros dos temas que están dando quebraderos de cabeza al sector. "No estamos en contra del turismo en general, todo lo contrario, de lo que estamos en contra es de aquellos que llegan y no respetan nada. Prevalece el turismo a los que estamos trabajando aquí, somos nosotros los que tenemos que amoldarnos al visitante, y no ellos a nosotros. Meten el coche donde quieren, van con los perros sueltos cuando hay mastines cuidando el ganado cuando se les pide siempre que lleven sus perros atados, y sigue todo igual. La Administración tendría que tomar cartas en el asunto y hacer cumplir una normativa al respecto", matiza. En cuanto a los daños por el lobo, afirma que el plan de control poblacional del lobo no se está cumpliendo. "Ellos gestionan desde el Parlamento medidas que luego no se llevan a cabo".

El que hable claro sobre la situación de su sector no implica que no lo disfrute. "A mí me gusta mucho lo que hago. Tienes días buenos y malos. Hay veces que está lloviendo y andas por ahí arriba buscando los animales y no los encuentras y piensas en dejarlo todo. Pero no. Sigues. Sigues porque te gusta. Si realmente quieres a tus animales tienes que ser consciente de que vas a tener pérdidas; de que por muy entusiasmada que estés con la cría de un animal, viendo cómo crece y se desarrolla, de un día para otro puede desaparecer. Y aunque lo sepas, sigue siendo duro".

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