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Solo seis centros universitarios podrían dar todas sus clases presencialmente

Trece facultades acreditan no tener espacio suficiente para acoger al alumnado respetando distancias: "Es un encaje de bolillos imposible"

Un acto celebrado en el campus del Milán el pasado año. Luisma Murias

Solo seis centros de la Universidad de Oviedo podrían impartir el próximo curso todas sus clases de forma presencial. Son las facultades de Geología, Turismo de Oviedo y Padre Ossó, y las escuelas Politécnica de Mieres, de Minas en Oviedo y Marina Civil en Gijón. El resto, la mayoría (13), no tendría espacio suficiente para acoger al alumnado cumpliendo las medidas de distanciamiento frente al covid-19. La situación de algunos campus, ya muy masificados antes de la pandemia, es "muy mala", como reflejan los informes remitidos hasta ayer al Rectorado. "A todos nos gustaría realizar docencia presencial, pero este es un encaje de bolillos imposible", afirman los decanos.

En la Facultad de Ciencias, por ejemplo, con alrededor de 640 estudiantes, solo podrían dar presencialmente "las tutorías grupales y algunas prácticas de laboratorio". En Formación del Profesorado y Educación, con unos 2.400 alumnos, únicamente habría capacidad para recibir a los estudiantes de 8 optativas cuando hay más de 200 asignaturas. Y en Filosofía y Letras, con 2.000 alumnos y 17 titulaciones, se plantean dar directamente formación online salvo en sus ocho másteres. "Nosotros no tenemos capacidad ni para dar clases prácticas en el aula. Lo que pedimos al Rectorado es que mejore los medios para la docencia online", asegura su responsable, José Antonio Gómez.

A la espera de que el equipo de Santiago García Granda elabore una instrucciones concretas, el escenario que dibujan los centros es muy diverso. Hay decanatos que proponen dar todas las clases teóricas a distancia, hay quienes prefieren una enseñanza mixta y rotatoria, hay quienes optan por hacer unos grados online y otros presenciales... Lo que podría llevar a tener tantos modelos de universidad como centros hay a partir de septiembre. En este sentido, la Facultad de Psicología propone impartir presencialmente el grado de Logopedia así como los dos másteres y los dos títulos propios y, en cambio, a distancia el de Psicología.

Química, por su parte, intentará garantizar la máxima presencialidad, pero ello "dependerá de la matrícula". Su decana, Susana Fernández, ve con buenos ojos que se instalen cámaras en las aulas, como ya está haciendo la Universidad Complutense de Madrid, para que los estudiantes sigan en directo las clases. De esta forma, si hay problemas de espacios, "no todos los estudiantes tendrían que estar en casa, sino que podrían asistir a la facultad e ir rotando". De igual forma, Fernández cree que hay que dar prioridad en las aulas a los alumnos de primer curso.

Lo mismo opina el decano de Ciencias, José Manuel Noriega: "Querríamos dar más presencialidad en primer curso, ya que son los recién llegados a la Universidad, pero habría que buscar sitios alternativos; está muy difícil". Como solución, Noriega ha propuesto al Rectorado utilizar espacios externos a la institución, como permite hacer la Ministra Celaá a colegios e institutos saturados. Por su parte, el decano de Biología, José Manuel Rico, se pregunta: "¿Por qué primar a los de primero y no a los de cuarto que están acabando los estudios?". Rico no le encuentra "sentido" a hacer diferencias entre cursos. En el caso de su facultad, dice, "todos no caben y la presencialidad que no puede sacrificarse es la de las prácticas".

Sin embargo, como precisa el director de la Escuela Politécnica de Ingeniería Informática de Gijón, Juan Carlos Campo, encajar las prácticas "es casi peor, porque no se pueden compartir los materiales ni el equipamiento". "Con estas condiciones -las de metro y medio de separación- casi no se puede dar nada. El aforo queda reducido al 20 o 25% para las aulas de teoría", lamenta. Al decano de la Facultad de Formación del Profesorado y Educación, Celestino Rodríguez, le preocupa también "el cambio de clases y cómo respetar las distancias en los pasillos". Javier F. Teruelo, al frente de Derecho, propone crear una aplicación móvil para controlar la asistencia presencial a las clases. "Queremos agotar todas las vías para conseguir la mayor tasa de presencialidad posible, pero con una seguridad sanitaria máxima", apunta.

Tener pocos alumnos beneficia en este caso a algunos centros, como Geología. "Nosotros podemos impartir las dos titulaciones (grado y máster) con todas las garantías: son pocos estudiantes y tenemos buenas y espaciosas instalaciones", reconoce su decano, Juan Ramón Bahamonde. La misma situación se repite en la Escuela de Ingeniería de Minas, Energía y Materiales. "Esperamos que el Rectorado nos permita hacer clases presenciales y que ello atraiga a más jóvenes a nuestro centro", expresa el director, Francisco Blanco. En la Facultad Padre Ossó podrán mantener las clases presenciales de sus cuatro titulaciones gracias a la ampliación de espacios. "Además de aprovechar el salón de actos y la sala de usos múltiples, nos han cedido espacios en el Seminario en caso de que sea necesario", avanza el decano, José Antonio Prieto.

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