Que municipios como Ribadesella, Llanes o Cudillero duplican su población durante el verano, al menos durante un verano normal, es algo que todo asturiano conoce de sobra. También que miles de madrileños suben a la costa cantábrica (aunque ellos le dicen "bajar") cuando llegan las vacaciones. O que Oviedo y las cuencas mineras se convierten en poco menos que un páramo desierto cuando el sol aprieta en plena temporada de playas. Pero ahora, un estudio de movilidad realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que usa los datos de seguimiento de los teléfonos móviles de millones de españoles les ha puesto cifras a estas sensaciones. Las conclusiones son claras: cuando sube el termómetro, el centro dinámico y urbano se vacía, y las alas, especialmente en la costa, se repueblan.
El estudio se realizó tomando cuatro fechas concretas del segundo semestre del año pasado. La primera, nada menos que el 20 de julio, así que en este caso cabe decir que tal día como ayer, pero de hace un año, en Ribadesella durmieron 12.626 personas (un 119,7% más que su población residente, cifrada en 5.746 personas), y que los visitantes procedían de 42 enclaves distintos. Y sí, ovetenses y madrileños se
contaban por centenares.
En Llanes, esta movilidad a toda costa era aún más espectacular. En el concejo pernoctaron aquel día 30.964 personas, un 128% más que su población residente, cifrada en 13.568 personas. Los visitantes llegaron de 167 orígenes distintos. Más de 3.000 personas llegaron desde Oviedo, y más de un millar desde las cuencas mineras. Pero también se cuentan por centenares los procedentes de Madrid, Bilbao o Castilla y León.
En el lado contrario de la balanza, algunas zonas de Oviedo, como el distrito 9 (que incluye Las Campas, La Florida y Vallobín) tuvieron aquel día un descenso de población superior al 58%. En este caso, también cabría decir aquello de: "Cómo hemos cambiado".
Las grandes zonas urbanas se vacían, algo que afecta incluso a Gijón y Avilés, y la costa recibe todo ese flujo de personas. La dinámica se mantiene durante el verano: el 15 de agosto, cuando el INE realizó un segundo muestreo, el mapa es muy parecido. En Oviedo se mantiene la sangría (el citado distrito 9 alcanza un 53% menos de población) y la costa recibe a miles de visitantes. Colunga, que por esas fechas celebraba las fiestas de La Isla, se sale de las tablas: los 3.734 residentes que suma con Caravia se convirtieron esa noche en 12.642, un aumento del 238%. Probablemente, de haber hecho el muestreo la noche anterior, Gijón se iluminaría en el mapa como esos fuegos que cierran las fiestas de Begoña.
El estudio incluye otros dos muestreos, cuyos resultados se pueden revisar en unos mapas interactivos en la web del INE (www.ine.es). Son el 24 de noviembre, el domingo que España conquistó la Copa Davis de tenis, y el 25 de diciembre. En ambos casos, la movilidad fue más reducida, con ganancias o pérdidas más moderadas de población. Quizás, a fin de cuentas, la pandemia nos haya traído un año sin verano, como aquel mítico 1816 en el que las cenizas del Tambora anegaron el cielo. Porque la historia, a fin de cuentas, tiende a repetirse.
Un controvertido informe que usó datos de telefonía
El estudio de movilidad que el INE hizo público ayer se gestó en medio de una gran controversia. Para poderlo realizar, el instituto compró a las tres principales compañías de telefonía el acceso a los datos de movilidad de sus clientes en esos cuatro días. El objetivo era estudiar la movilidad, estacional y cotidiana, de la población española, por lo que se excluyeron del estudio los visitantes extranjeros. De ahí, también, la selección de fechas elegidas, todas de 2019: dos días de verano (20 de julio y 15 de agosto), un fin de semana del otoño (fue el domingo 24 de noviembre) y Nochebuena y Navidad. El 20 de marzo, tras decretarse el estado de alarma por la pandemia, el INE comenzó un segundo estudio para analizar la movilidad durante el confinamiento, y actualmente prepara un tercero para analizar la vuelta a la normalidad.
