Unos 600 profesionales de la enfermería en Asturias, uno de cada diez, se contagiaron por covid-19, el 97% de ellos en sus centros de trabajo. Esta es una de las conclusiones del informe realizado por el Observatorio de la Enfermería y los Cuidos del Colegio de Enfermería de Asturias, en el que constan registrados unos 6.850 profesionales. También indica que unas 700 enfermeras guardaron cuarentena y que la atención a pacientes de riesgo o confirmados recayó de manera muy especial sobre el personal más joven y con contratos precarios.

Esteban Gómez, presidente del Colegio de Enfermería de Asturias, explicó que el estudio se ha realizado con encuestas a 1.021 profesionales, además de recoger las vivencias personales y comentarios de una parte importante de ellos. "No queremos que se vea ni se utilice como un arma arrojadiza, sino que se trata de arrojar luz sobre cómo vivieron la crisis durante la pandemia y aportar datos y conclusiones que sirvan para dar un mejor servicio y colaborar con instituciones y con la sociedad". La nota que se pone a la gestión de la pandemia en Asturias se acerca al 7.

Gómez presentó el informe junto a Juan F. Hernández, director técnico del estudio, Javier González y María Jesús García Durán, ambos miembros de la directiva del Colegio. La mayoría del personal de enfermería se contagió en las unidades asistenciales que atendían pacientes con covid-19. El 84% de ellos por el contacto con pacientes y el 45% por compañeros. "Mientras que funcionaron bien los circuitos para los pacientes infectados y sanos, que no coincidieran, no ocurrió lo mismo entre los profesionales", explicaron. De hecho, el 55% de los contagiados se infectaron fuera de unidades covid. Un total de 770 profesionales enfermeras (11% del colectivo profesional) tuvieron que guardar cuarentena y todas en sus domicilios, aunque convivieran con otras personasl

El estudio realizado por el Colegio de Enfermería desmiente que los profesionales importaran el virus a los centros sanitarios y sociosanitarios. Sólo el 8% se produjo fuera del centro y el 3% en el medio familiar. Además, el principal factor de riesgo se registró en las unidades de atención a pacientes positivos: el 78% de las infectadas trabajaron en ellas.

Las principales críticas del personal de enfermería se concentra en el inicio de la crisis por la pandemia, en la que faltaron medios de protección individual y "se produjo cierto caos". También hubo críticas por la "enorme burocracia" que estableció el Principado para poder acceder a las plazas hosteleras que se puso a disposición de los profesionales, que exigen que si se produce una nueva crisis el acceso sea inmediato.

"La protección prioritaria al personal de primera línea contra el covid-19 implicó una gran desatención al resto del personal, incluido el de residencias" geriátricas, se señala en el informe. De las enfermeras en unidades de atención a infectados, el 66% aseguran que su centro les proporcionó los medios de protección "siempre" o "por lo general". Pero los profesionales que no estaban en primera línea, como los de atención primaria, han tenido peor vivencia.

El área sanitaria V, la de Gijón, es la más crítica y la que peor valoración hace de la gestión de la crisis. "Se han descartado 'artefactos' muestrales que pudieran distorsionar el estudio, lo que significa que las autoridades deberían analizar qué pasa en ese área sanitaria para que la puntuación sea mucho más baja que en el resto", señaló Juan F. Hernández.

Los profesionales de la enfermería también criticaron que cada área sanitaria aplicó los protocolos e instrucciones que llegaban desde la Consejería de Salud "con distinta interpretación", lo que provocó que hubiera "ocho formas distintas de gestionar la crisis a nivel sanitario público y también en el sistema sociosanitario. Los criterios cambiaban cada semana y cada área lo interpretaba a su manera".