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Varias facultades ven "poco realista" alcanzar una docencia presencial del 75%

Los decanos de la Universidad consideran complicado cumplir en muchos centros con el objetivo marcado por el Rector, al que piden pautas claras

Alumnos con mascarillas en un aula del campus de Mieres. F. RODRÍGUEZ

Los decanos de la Universidad de Oviedo ven "muy difícil" comenzar el próximo curso con una docencia presencial del 75%. Aunque la mayor parte de los responsables abogan por la educación en las aulas para todos sus alumnos, creen que esta cifra, puesta sobre la mesa por el Rector, Santiago García Granda, es "una muy buena aspiración, pero poco realista". Además, no saben a ciencia cierta aún que medidas se implantarán para el próximo curso, ya que, insisten, estas siguen siendo estudiadas desde el Rectorado, que todavía no les ha pasado pautas concretas.

García Granda aseguró el jueves que "la mayor parte de las clases no masivas", así como todas las clases prácticas, se harían de manera presencial y afirmó que el principal problema que se encontraban a la hora de modificar la docencia no era un problema económico sino más bien de gestión, y que la mayor parte de alternativas planteadas al modo presencial eran difíciles de llevar a cabo.

Cada facultad se encuentra en una situación distinta en cuanto a alumnos y espacio se refiere; sin embargo, la práctica totalidad de los decanos ve imposible conseguir un porcentaje tan alto de docencia presencial respetando las medidas y distancias de seguridad. Por otra parte, muchos de ellos han evaluado modalidades de docencia alternativas, como el uso de cámaras para la rotación de los alumnos en las clases, algo que el Rector desechó también esta semana.

Juan Carlos Campo, director de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, admite, pese a las afirmaciones del Rector, que las grabaciones son una opción que no descartan: "La intención sería usar en casos puntuales cámaras de apoyo" para que algunos alumnos sigan las clases desde sus casas. A lo que añade que estas "tendrían una función complementaria". Sin embargo, otros decanos apuntan que, a estas alturas y con el comienzo del curso tan cerca, la instalación de cámaras y el acondicionamiento de las clases para que los alumnos puedan rotar sería inviable.

José Manuel Noriega, decano de la Facultad de Ciencias, cree, por su parte, que sería una buena opción la instalación de cámaras. La idea inicial de su centro, según explica, era meter a todos los alumnos posibles en las aulas, siempre respetando las distancias de seguridad, y hacerlos rotar con los que siguen las clases a distancia. Sin embargo, recalca que "esto es muy complicado" pues se tendría que gestionar de tal manera que todos los alumnos tuvieran igualdad. El decano también explica que en su centro se han buscado otras posibles soluciones, como la utilización de espacios fuera de la propia facultad, como el Auditorio o el Calatrava, pero asume que, a un mes de que empiecen las clases, gestionarlo sería difícil.

Algunas facultades se ven obligadas, sin embargo, a dar cierta ventaja a algunos de sus alumnos sobre otros. En este sentido, afirman que en caso de tener que elegir se primará a los de primer curso sobre los más veteranos.

La Escuela Politécnica de Mieres es una de las pocas que podría impartir su docencia de forma completamente presencial respetando las distancias. La directora del centro, Asun Cámara, afirma que su campus "está diseñado para que entre más gente de la que actualmente tiene" y que "podrían llegar a impartir hasta el 100% de las clases" pues, aunque por las mañanas el centro esté completo, por las tardes solo se utilizan tres de sus veinte aulas.

La mayor parte de facultades, sin embargo, duda que, con una docencia presencial del 75%, se puedan respetar las medidas de seguridad. Algunos decanos apuntan a que un 50% de la docencia sí que podría impartirse en las aulas, pero con algunos requisitos como la obligatoriedad de mascarilla y la reducción de la distancia de seguridad a 1 metro. Es el caso de la Facultad de Economía y Empresa.

En cuanto a cómo evolucionará la situación de aquí en adelante, los decanos tienen muchas dudas, pues todo depende de la aparición de nuevos rebrotes. Los responsables de las diferentes facultades afirman que la situación aún se encuentra en el aire, en busca de las medidas más correctas. Muchos de los decanos critican la poca concreción de las regulaciones que se han impuesto hasta ahora desde el Rectorado. Pues el curso se encuentra cada vez más cerca y aún se sigue buscando la modalidad de docencia más adecuada para cada facultad. Aunque no todos los centros cuentan con el mismo número de alumnos ni el mismo número de aulas donde impartir clase. Además, los espacios de diferentes dimensiones implicarían medidas específicas de capacidad y distancia para cada facultad.

Algunos decanos recalcan que toman también de ejemplo cómo se está haciendo en otras universidades españolas. Pues en muchas de ellas ya se ha confirmado la presencia de cámaras y la rotación de alumnos para, al menos, el inicio del próximo curso.

Respecto al resto de servicios de la facultad, los decanos coinciden en su voluntad de reabrir las cafeterías y otros espacios comunes. Los servicios que ofrece la universidad son un recurso del que no pueden prescindir, según afirman los responsables de las facultades, pues según los horarios de años anteriores muchos de los alumnos y profesores se verían obligados a comer en los centros.

El decano de la Facultad de Ciencias, José Manuel Noriega, compara la situación con la de los establecimientos hosteleros y afirma que con las regulaciones adecuadas, "si ellos pueden abrir", las cafeterías de la universidad también deberían poder. La mayor parte de las bibliotecas, por otra parte, ya se encuentra en funcionamiento desde el final del confinamiento.

Los diferentes espacios deberán habilitarse para que los alumnos hagan uso de ellos, siempre respetando las medidas de seguridad. Además, regulándolos como es debido, podrían incluso "ayudar a que se evitaran aglomeraciones en otros lugares de la facultad", según afirma Juan Carlos Campo.

Todos los responsables prefieren la educación presencial. Sin embargo, ven muy improbable que el 75% de la docencia, la cifra marcada por el Rector, sea una opción realista, al menos para la primera parte del curso.

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