La detección de tres positivos por coronavirus por parte de la consejería de Salud en la cervecería Urban's de la plaza del Conceyín cayó ayer como una bomba en el barrio de La Corredoria. Numerosos vecinos cancelaron todos los planes del día y se recluyeron en sus casas, mientras que los comercios y establecimientos hosteleros recurrieron a las redes sociales para recordar su cumplimiento a rajatabla de la normativa sanitaria.

"Somos muchos los que nos hemos encerrado en casa", comenta el vecino Pablo Díaz, quien ayer por la tarde tuvo que cancelar su intención de salir a tomar algo con un grupo de amigos entre los que se encontraba más de un cliente habitual del establecimiento. "Se nota que la gente está asustada y no falta ni una mascarilla", añade.

Los más pesimistas dan por hecho que los contagios serán muchos más. Sostienen que el bar es uno de los más concurridos de la zona y está situado además en una de las plazas por las que a diario pasan más vecinos. A todo ello, añaden la práctica habitual de muchos clientes de hacer una especie de ruta de bares. "Si se contagia alguno de los clientes que suelen seguir la marcha por otros establecimientos cercanos, los brotes pueden ser muchos más", vaticina un vecino que prefiere mantenerse en el anonimato. "Los hosteleros están muy sensibles tras pasarlo mal durante estos meses y temen verse estigmatizados", apunta el mismo residente.

La preocupación fue creciendo a lo largo de la jornada y según iban saliendo más datos sobre el brote. "La gente está muy alterada y no para de llamar para ver si sabemos algo", indicó el miembro de la asociación de vecinos "San Juan" de La Corredoria Pablo Cabañas, esperanzado en que el brote pueda ser controlado. "Ojalá todo quede en un pequeño susto", apuntó.

Desde los colectivos vecinales notaron también especial nerviosismo tanto en el sector hostelero como en los pequeños comercios de La Corredoria. "La gente no para de subir publicaciones al Facebook en las que comparte sus medidas de seguridad y reivindica la seguridad de sus locales", comenta Cabañas en relación al gran temor de muchos pequeños empresarios a sufrir un nuevo confinamiento "letal" para la supervivencia de sus actividades.

Los más preocupados, no obstante, son quienes pasaron en las dos últimas semanas por el local. Es el caso de un joven que fue hace diez días y ayer mostró su indignación por los largas plazos recibidas desde Salud tras su petición de hacer una PCR. "Me dicen que me quede quince días en casa, pero acabo de ser contratado y temo perder mi empleo si sigo las indicaciones", confesó el cliente del bar, al que personas allegadas al negocio le advirtieron ya en la noche del viernes de un posible positivo por coronavirus de una camarera del local. "Tan solo unas horas después saltó la liebre", sentencia el joven.