"No entramos en la batalla de cifras de quienes censuran el número de fallecidos o de quienes hacen de este cómputo una trama arrojadiza. Es triste mercadear con los muertos mirando solo la rentabilidad interesada del poder o el cálculo ante unas urnas vacías. Nosotros hoy estamos para otra cosa, y en la casa de Dios no cabe otro homenaje ante la muerte de un ser querido que el que siempre hacemos los cristianos: rezar a Dios pidiendo la salvación eterna". Con esa contundencia habló ayer el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, en la homilía de la misa celebrada en la Catedral en memoria de los fallecidos por covid, en una ceremonia que contó con la presencia del presidente del Principado, Adrián Barbón; la delegada del Gobierno, Delia Losa, y el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, entre otras autoridades.

Unas 250 personas asistieron a la misa y casi agotaron la capacidad actual del templo, adaptado a los nuevos protocolos anticovid, con detalles como la ausencia de la "Schola Cantorum", sustituida por una soprano que dirigió los cantos. La celebración, con pantallas laterales para seguir la eucaristía, coincidió con la festividad de Santa Ana y San Joaquín, abuelos de Jesús, detalle que destacó el Arzobispo, quien resaltó el legado de los mayores en las familias.

"Los ancianos no pierden su dignidad por llegar a esa edad avanzada, aunque no puedan ya producir lo que a través de una vida han entregado a mansalva", dijo el prelado. La celebración, que se extendió al resto de parroquias de Asturias, tuvo como hilo conductor el Evangelio del día: "El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo".

En su homilía, Sanz Montes agradeció al presidente del Principado y a la Consejería de Salud su trabajo para controlar la pandemia en la región, justo cuando aparece un nuevo brote y crece la preocupación. Sanz Montes reiteró la colaboración de la Iglesia "en estos momentos complicados en la salud y en la economía". Al final de la celebración, el Arzobispo saludó al Presidente y le dio ánimos ante la tarea que tiene por delante.

"Llega ahora el trabajo de seguir construyendo cada día nuestra historia inacabada, poniendo lo mejor de nosotros mismos, siendo responsables en lo personal y en lo comunitario, para favorecer que se pueda superar cuanto antes esta difícil prueba que se empeña en rebrotar", señaló el Arzobispo ante los presentes, entre los que se encontraban también el secretario segundo de la Mesa de la Cámara de la Junta General, Armando Fernández Bartolomé; el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA), Jesús María Chamorro; la fiscal superior del Principado, María Esther Fernández García; el presidente de la Audiencia Provincial, José Antonio Soto-Jove Fernández; la portavoz de Ciudadanos en la Junta General, Laura Pérez Macho; la portavoz adjunta del Grupo Socialista en la Junta General, Alba Álvarez Núñez; la diputada del PP en la Junta General, Beatriz Polledo, y Alfonso Ignacio Jáudenes Sánchez, teniente coronel jefe del Batallón de Infantería "San Quintín". Asimismo acudieron el coronel jefe de la Guardia Civil en Asturias, Francisco Javier Almiñana; el presidente en funciones de la Cámara de Comercio de Oviedo, José Manuel Ferreira; el presidente del Colegio de Médicos de Asturias, Alejandro Braña Vigil, y el decano de la Facultad Padre Ossó, José Antonio Prieto Saborit. La labor de los sanitarios, los farmacéuticos y los investigadores que trabajan en el desarrollo de las vacunas para el covid no faltaron en la ceremonia, así como los que han perdido su empleo por la pandemia, recordados durante las preces.

Sanz Montes también tuvo especial mención para todas las personas fallecidas durante la pandemia, especialmente los que han perdido la vida en residencias y hospitales. "Un dolor añadido que la pandemia nos ha impuesto con despecho: ver que nuestros seres más queridos por los lazos de familia y de amistad morían en una tremenda soledad, dejándonos a nosotros solitarios en medio de un adiós así de desgarrador y desgarrado. Las lágrimas que vertimos secretamente, los gestos que no pudimos compartir, nos sumieron en un dolor grande que nos laceró el alma", apuntó.

Tras la misa, que finalizó con un recuerdo a la Santina y el canto del "Tomad, Virgen pura", Sanz Montes, Barbón, Delia Losa y el deán de la Catedral, Benito Gallego, entre otros, departieron de forma amigable.