El Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario del Principado de Asturias ha seleccionado tres sementales para mejorar la cabaña ganadera del Caballo de la Montaña Asturiana, una variedad autóctona pendiente del reconocimiento oficial como raza. El proyecto, desarrollado en colaboración con la Asociación de Criadores de Ganado Equino de la Montaña Asturiana (ACGEM) y la Asociación de Investigación de Industrias Cárnicas (ASINCAR) tiene el propósito de mejorar el sistema reproductivo del ganado caballar destinado a alimentación. Los tres sementales, de nombres Barón, Rayo y Apolo, fueron seleccionados un total de 9 ejemplares que fueron trasladados a las instalaciones del Serida en febrero pasado y han cubierto a 67 de las 90 yeguas que fueron escogidas para una primera fase.

El Caballo de la Montaña Asturiana es una variedad autóctona que ofrece un alto rendimiento en carne por su configuración robusta, especialmente en los cuartos delantero y trasero, y cuya cría requiere de pocos cuidados ya que habitualmente se desarrolla en libertad. Estos caballos han sido el resultado de múltiples cruces de yeguas del país con caballos foráneos, en un proceso de decenas años similar al que se ha desarrollado en el norte de España y que ha dado razas como Hispano-Bretón, Burguete, Caballo del Monte del País Vasco y Caballo Pirenaico Catalán. El reconocimiento oficial de raza del equino de la montaña asturiana contribuirá al desarrollo económico de la región. Aunque su única utilidad es la producción de carne, estos animales, capaces de sobrevivir a los inviernos en los puertos de montaña, ayudan al mantenimiento del sistema de pastizales y monte característico de Asturias.

También existe un mercado "muy importante" en Francia y Alemania, países a los que se podría exportar productos elaborados e incluso ejemplares vivos, ha indicado. La búsqueda de optimizar un estándar racial adaptado a las características geográficas de Asturias se inició en 2014 con un proyecto de investigación que sentó las bases de un programa de conservación y mejora. Este Programa, al que se han incorporado los tres sementales, busca optimizar las aptitudes maternales y cárnicas, con el propósito de producir un potro de calidad y buen crecimiento.

Tras la selección final de los tres sementales donantes de semen, a finales de abril comenzó la campaña de inseminación artificial sobre 90 yeguas. Los ejemplares, que presentan un desarrollo morfológico excepcional, son “Barón”, de capa negra, nacido en junio de 2017; “Rayo”, de capa alazana, nacido en febrero de 2017, y “Apolo”, de capa castaña, nacido abril de 2018.

Debido al gasto energético que supone la obtención del semen, a los caballos se les aporta un alimento específico basado en copos de avena, cebada, maíz, trigo y alfalfa, complementado con hierba. También se les suministra un complemento vitamínico mineral específico, tal como explica Sergio Serrano, veterinario de Asincar.

Los caballos pastan a diario en parcelas abiertas habilitadas para cada uno de ellos, a fin de evitar que se produzcan peleas y agresiones entre los animales, aclara el veterinario Luis Barriada. En España, el consumo de potro es significativamente inferior al de otras carnes y, también, menor al consumo de este producto en países del entorno. Cataluña y la Comunidad Valenciana lideran el consumo, lejos de los lugares donde se crían los animales, como es el caso de Asturias.

El crecimiento de la producción de este tipo de reses en los últimos años se debe principalmente a la exportación a otros países con mayor tradición, como Italia y Francia.

La carne de potro sobresale por sus cualidades nutricionales, con un contenido elevado en proteína y hierro y bajo en grasa, aunque destacable en omega 3.