No hay un cálculo exacto de cifras para echar leña la guerra que han abierto ya algunas comunidades autónomas, pero "Asturias, sí o sí, tiene que salir favorecida" en el reparto del fondo de europeo de recuperación. El presidente del Principado, Adrián Barbón, defendió ayer en esos términos, y sin estimaciones concretas del dinero que debería ingresar, las aspiraciones de la región en la gestión de los aproximadamente 140.000 millones de euros que se atribuyen a España del total de 750.000 que lloverán por toda la UE. Subrayó que esa es la demanda que llevará a la Conferencia de Presidentes de mañana en La Rioja, la que en justicia corresponde, a su juicio, a una de las autonomías que "más está sufriendo los efectos de lo que significa la transición ecológica".

El jefe del Ejecutivo autonómico aclaró que el impacto del proceso de reconversión energética, que "se vive en Asturias con una intensidad que no replica ningún otro lugar", ha de ser tenido en cuenta en el reparto de recursos con carácter general y no sólo en la distribución "de esos fondos verdes", las partidas directamente asignadas a la compensación de la transición ecológica que en el acuerdo final del Consejo Europeo han sufrido un considerable recorte respecto a la propuesta inicial de la Comisión y que están pendientes del último ajuste que sea capaz de darle el Parlamento. Asturias debe ser beneficiada, repite, "porque su punto de partida es más vulnerable". Tanto si ese dinero lo gestiona el Gobierno de España como si hay "algún tipo de distribución territorial", remata Barbón, Asturias debe de contarse entre las regiones favorecidas. Porque "no estamos dispuestos a ser los perdedores de la transición ecológica", resalta, y porque además en Asturias "hay mucho nicho de crecimiento" vinculado a esa reconversión verde.

La oportunidad de pedir se le abre mañana en San Millán de la Cogolla (La Rioja), en la primera Conferencia de Presidentes presencial desde que Pedro Sánchez manda en la Moncloa. Además de la pretensión de que Asturias salga beneficiada en el reparto de los fondos europeos, Barbón lleva en el equipaje dos propuestas de largo alcance y repetidas varias veces en relación con la organización del sistema fiscal y con el futuro del sanitario. Pedirá "que se convoque ya el Consejo de Política Fiscal y Financiera" y se establezcan los márgenes de deuda y déficit y el techo de gasto, pero también, o sobre todo, "la necesidad de que se afronte, sí o sí, una armonización fiscal de mínimos en las comunidades autónomas que acabe con las prácticas de 'dumping' fiscal y competencia desleal entre autonomías", remató sin referirse esta vez a las rebajas de impuestos en la Comunidad de Madrid.

En la vertiente sanitaria, reprodujo el Presidente su demanda de que se establezcan mediante reformas legales mecanismos de refuerzo de la coordinación para que exista "un sistema nacional de salud más que la suma de diecisiete autonómicos". Habló de las modificaciones legislativas que a su juicio necesita el Consejo Interterritorial, de la toma de decisiones por mayoría en lugar de por consenso, de que el organismo adopte resoluciones ejecutivas en lugar de hacer simples recomendaciones o de la constitución de una empresa pública estatal encargada del acopio de una "reserva estratégica de medicamentos".

En su afán por sacar enseñanzas de los desastres de la pandemia, Adrián Barbón ha visto probado que "no basta con que una comunidad autónoma tome medidas contundentes si otras no lo hacen", recuerda que "me cayó la del pulpo" cuando fue "el último presidente autonómico" en la defensa del alargamiento de la permanencia de las autonomías en el estado de alarma y para lo que pueda venir en el corto plazo invoca "una vía" legal que existe y "que hay que explorar" para limitar la movilidad en zonas determinadas del país, el establecimiento de "estados de alarma parciales".