-C andamo, una cueva llena de recuerdos.

-Sí. Lo comento en el prólogo del libro. Recuerdo perfectamente la emoción de visitarla por primera vez en compañía de un niño, mi sobrino Leo. Y me acuerdo de sus sensaciones ante la estupenda teatralidad con la que la guía manejaba la luz, la oscuridad y el silencio de la cueva. Han pasado ya unos cuantos años, pero fue guapísimo sentir el sonido de las gotas de agua en nuestras manos. Por cierto, cada vez que veo el caballo del Camarín y otro que se encuentra un poco a la izquierda del panel central me gustan más.

-Casi treinta mil años de diferencia entre los primeros artistas de Candamo y nosotros. ¿La emoción ante el hecho creativo será la misma?

-Es muy difícil conocer sus motivaciones, pero partamos de la base de que su cerebro era ya igual al nuestro, así que hay que pensar que sus emociones también eran muy parecidas. Su arte, igual que el nuestro, nacía de su entorno cultural. Y, por supuesto, quiero pensar que quedarían más satisfechos con unas pinturas y grabados que con otros.

María Jesús Rodríguez (Oviedo, 1959). Artista plástica, formada en la Escuela de Artes Aplicadas de Oviedo y, sobre todo, en un permanente diálogo con la naturaleza. Integró en los 80 el Grupo Abra, aglutinante de una generación de hondo calado artístico. En palabras del muy recordado Rubén Suárez, maestro de críticos, María Jesús Rodríguez "no ha parado de investigar en nuevos caminos sin renunciar a sus principios estéticos". La escultora, galardonada con la medalla de plata del Principado de Asturias 2019, pone prólogo a "Candamo, el caballo que vuela", tercer libro de la colección "El Legado del Arte Rupestre Asturiano", que llegará a los kioscos el próximo fin de semana.

-¿Y la necesidad creativa? Hoy damos por hecho que todos la tenemos, muchas veces dormida. ¿La tendrían los artistas del Paleolítico?

-Claro. Sin esa necesidad creativa no existirían las obras que hoy podemos contemplar. Los dibujos y grabados del Paleolítico demuestran que aquellos artistas tenían sentido de la belleza, una buena técnica y evolución mental.

-¿En el arte paleolítico está todo el arte del mundo? Decía Miró que desde el hombre de las cavernas el arte no hizo otra cosa que degradarse.

-La frase de Joan Miró está dicha en una época muy determinada, era el momento de las vanguardias, de los grandes descubrimientos -o redescubrimientos-. Yo creo que el arte paleolítico es una parte muy importante de la Historia del Arte, pero no podemos considerar que es todo. Por hablar solo del mundo occidental, podemos reflexionar. por ejemplo, en lo que han representado Grecia o el Renacimiento.

-Pintar, esculpir... moldear las formas, trabajar con materiales. ¿Es una forma de dominar -o creer que dominamos- la Naturaleza?

-Creo más bien que es una forma de interpretarla, de conocerla mejor. En todo caso hay en el artista un deseo de poseer la belleza de esa Naturaleza y, por supuesto, su fuerza.

-Muy buenos reproduciendo bisontes pero muy descuidados reproduciendo formas humanas, los antropomorfos. ¿Se interesarían a sí mismos mucho menos que lo que nosotros nos interesamos?

-Ja, ja, ja... No lo sé. Yo sigo dándole vueltas a la Naturaleza. No sabemos si para la mirada a su propia especie utilizaron materiales que no perduraron. Las estilizaciones del Arte Levantino, un poco posterior y donde hay mucha figura humana, a mí me parecen extraordinarias. Y, pensándolo bien, dejaron muchas manos impresas en las paredes de las cuevas.

-Emociona contemplarlas...

-Emocionan porque, entre otras cosas, en cada una de ellas está contenida toda la representación humana. Pocas imágenes son tan simbólicas.

-¿El hecho artístico de hace 20.000 años, pongamos por caso, sería ya un ejercicio solitario, íntimo y a veces frustrante?

-Aquí vale cualquiera de las muchas teorías que hay al respecto. Se habla de grupos y de autores individuales. Hasta el siglo XIX mayoritariamente se trabajaba en talleres. Quién sabe... Por imaginar, a veces pienso que se trataba de grupos de mujeres y que tendrían el mismo tipo de satisfacciones y de frustraciones que nosotros. También tendrían las mismas búsquedas desde el punto de vista técnico. Buscar el soporte adecuado, el motivo, el punzón correcto, los mejores pigmentos, grasas y sopladores....

-Un pequeño juego: un viaje en el tiempo, hasta llegar a los artistas del Paleolítico. Y cinco minutos para que les haga una única pregunta. Elija.

-Es que yo creo que no haría ninguna. Simplemente me sentaría en silencio entre ese grupo de mujeres y sobre todo miraría cómo trabajan. Y las escucharía hablar en una magnífica lengua, seguramente parecida a la de las actuales bosquimanas, llena de chasquidos y otros sonidos asombrosos.