Patricia Fernández López se formó en la ciudad con la intención de regresar al medio rural. Natural del pueblo de Andés (Navia) y con 19 años cumplidos, muestra una madurez admirable cuando habla de su proyecto de vida y lo que ha hecho, en tan corto espacio de tiempo, para llevarlo a cabo. "Yo me formé en la academia Iván, en Oviedo. Al tiempo también empecé a trabajar allí como auxiliar en una peluquería. Durante el tiempo que estuve estudiando este oficio viví en Oviedo, porque ir y venir de Navia no era plan, pero siempre con la mente puesta en regresar. No me gusta nada la ciudad, echaba mucho de menos mis raíces, mi tierra. Yo soy de pueblo y me siento orgullosa de ello, estoy encantada de serlo", matiza.
El decantarse por la peluquería era su tercera opción en cuanto a lo que imaginaba que sería su profesión al terminar en el instituto. "En principio quería ser profesora de Educación Infantil o psicóloga, pero el segundo año de Bachiller se me puso difícil y entonces me decanté por mi tercera opción: la peluquería. A día de hoy estoy contenta porque elegí, de igual forma, un oficio que me gusta mucho y que, desde un principio, pensé ejercer en el pueblo, en este caso en Villayón, aunque yo soy de Andés", explica ella.
La razón de emprender en la capital del concejo villayonense se explica en que durante un par de meses de 2019 estuvo trabajando en el local que ahora dirige, ya como dueña. Ella lo explica así: "La dueña me contrató un par de meses y me encantó trabajar aquí, lo que no suponía era que un día me llamara por teléfono, después de irme, para decirme si me interesaba llevar a mí la peluquería. No sé, yo lo vi como una señal del destino o algo así. Me dije que tenía que ir a por ello, lo hablé con mis padres, y aquí estoy".
Habla Patricia Fernández con una ilusión que contagia optimismo y, sobre todo, mucha fuerza a la hora de salir adelante con su recién iniciada aventura empresarial. Es, además, una enamorada del lugar en el que vive y trabaja al frente de su establecimiento: Patri Fernández, Peluquería.
En un primer momento recuerda que a su madre le pareció una locura, pero enseguida ambos progenitores la apoyaron y ayudaron de forma incondicional. "Yo les dije que era mi oportunidad para convertirme en emprendedora rural, tener mi propio negocio. Total, no tengo nada que perder. Si me va mal, pues qué le vamos a hacer, como dicen los mayores, más se perdió en la guerra, pero si me va bien, entonces habré conseguido salir adelante con mi trabajo y con mi esfuerzo. Lo que está claro es que cuando quieres lograr algo por lo menos tienes que intentarlo. Mis padres me han ayudado en todo desde el principio, incluso en acondicionar el local y darle mi propio toque", dice esta joven naviega que sabe muy bien por dónde pisa.
En contra de lo que pudiera pensarse, Villayón es un lugar, a decir de Patricia, con movimiento. "Villayón es un sitio muy concurrido. El tiempo que estuve como empleada de la peluquería constaté que tiene una buena caída de gente", recuerda, al tiempo que matiza que su clientela "oscila entre los 50 a los 80 años, aunque también viene gente joven. Aquí, junto con quien vive en Villayón, también viene gente de Boal e incluso de Tineo a peinarse. Yo la verdad es que estoy encantada, porque tengo una clientela buena en todos los sentidos. Con el tema del covid-19 todo el mundo es respetuoso porque, a pesar de que aquí en Villayón no se ha dado ningún caso, y aunque no estén acostumbrados, todo el mundo va con su mascarilla. Tal vez les cuesta un poco más llamar para pedir cita para peinar", matiza.
Ella, que, además, hace pocos días ha optado a residir también en Villayón en un piso de alquiler sobre el local que regenta, cree sin duda alguna que se puede emprender en el medio rural "aunque haya quien diga que no. Hay ayudas para los jóvenes emprendedores y con esfuerzo, sacrificio y mucho tesón puedes conseguir lo que te propongas. Eso sí, antes de empezar con algo, tienes que tener clarísimo lo que quieres".
