Ribadesella, Eduardo GARCÍA

"Tito Bustillo, sueños en la roca" es el título del cuarto libro de la colección "El legado del arte rupestre asturiano" que llegará a los lectores de LA NUEVA ESPAÑA el próximo fin de semana, 8 y 9 de agosto. Una monografía a todo color y tapa dura, con mapas, planos, información práctica y un conjunto de fotografías realizadas para la ocasión en el interior de la cueva, que viene a complementar las ya publicadas de El Pindal y Candamo, y que sirve de antesala para las dos siguientes cuevas Patrimonio de la Humanidad: Llonín y La Covaciella.

El yacimiento de arte rupestre más conocido para el gran público, se muestra en "Tito Bustillo, sueños en la roca" en toda su magnitud. Considerada como uno de los grandes santuarios del arte paleolítico europeo, Tito Bustillo tiene un repertorio iconográfico como pocas cuevas en la cornisa cantábrica, el lugar donde los artistas del Solutrense y el Magdaleniense brillaron de forma especial. No solo por la calidad, mucha, sino por la cantidad y por lo variado de ese arte, que parece tocar todos los "palos" y estilos: signos, zoomorfos, antropomorfos, vulvas, manos... Su gran panel, el de los caballos y los uros, ocupa hoy un lugar de primera fila entre los yacimientos paleolíticos europeos.

Y todo ello en un horizonte muy cercano en nuestro tiempo y, a la vez, muy remoto si nos fiamos de las dataciones artísticas. Hace poco más de cincuenta años que Tito Bustillo fue descubierta (1968), no tanto como cueva -se sabía de su existencia- como por el valor artístico de las pinturas y grabados que en ella se contenían. Muchos de los componentes de aquel grupo juvenil que se adentró en la cueva aprovechando unas vacaciones de Semana Santa, son hoy veteranos que siguen manteniendo amistad y relación.

Desde 2008 la UNESCO le concedió el título de Patrimonio de la Humanidad. Las razones no pasan precisamente desapercibidas para los privilegiados que entran todos los años en una gruta geologicamente interesante y de inmensa estética.

"Tito Bustillo, sueños en la roca" sirve asimismo para que los lectores penetren, a través de las fotografías de Miki López, en aquellos lugares de la inmensa gruta a los que no se accede en las visitas convencionales, aunque los guías los mencionen. Hay razones de conservación pero sobre todo, como ocurre con el emocionante Camarín de las Vulvas o con el pequeño habitáculo donde "vive" la pareja de antropomorfos, porque sus accesos no son sencillos. El libro ejerce aquí de intermediario y, por supuesto, el anexo centro de interpretación de la cueva ayuda a un mejor entendimiento.

Se dice que Tito Bustillo es como un parque temático de la Prehistoria, porque todo está aquí recogido; se diría incluso que perfectamente diseñado y ordenado. El yacimiento dio, además, un importantísimo arte mueble (muchos de los objetos de adorno y ritual encontrados se pueden ver en las vitrinas del Museo Arqueológico de Asturias) y todavía encierra muchos secretos. El arte más antiguo de la cueva riosellana puede superar la barrera de los treinta mil años. Para Magín Berenguer, uno de los grandes estudiosos históricos de nuestro pasado, Tito Bustillo "iguala la quintaesencia del arte de Altamira y Lascaux". Estamos "ante una de las más depuradas y bellas colecciones de pintura realizadas por la mano del hombre prehistórico".

Pintura y grabados que, a los ojos del gran público, jóvenes y mayores, permiten interpretaciones de muy diverso matiz. LA NUEVA ESPAÑA se suma a ese sinfín de lecturas y lo hace a través de textos e imágenes, todas inéditas, realizados con vocación divulgadora y periodística. Tito Bustillo como nunca antes se había visto.

"Tito Bustillo, sueños en la roca", cuenta con el prólogo del artista plástico asturiano Francisco Fresno.