El Principado ha dado la voz de alarma en las residencias geriátricas después de que se haya detectado un segundo brote, con un positivo en la residencia Villamil-Serantes, en Tapia de Casariego. El objetivo es evitar que el covid-19 vuelva a provocar ya no estragos, como durante la fase más grave de la pandemia, sino cualquier propagación y fallecimiento.

El ejemplo más claro de la alerta se encuentra en el centro del ERA en Llanes, donde no se ha detectado ningún caso, pero por prevención ante el brote detectado en el concejo, desde hoy están restringidas las visitas, los residentes no pueden salir a pasear y se han incrementado las medidas de distanciamiento e higiene en todo el centro.

Los geriátricos asturianos mantienen a día de hoy las medidas de prevención interna que se implantaron con el inicio de la pandemia. Los residentes están separados en función de su situación, y los mismos trabajadores atienden siempre a las mismas personas, de tal manera que si se detecta un solo caso sea fácil rastrear a sus contactos estrechos.

Salud realiza los PCR a todos los profesionales y los residentes cuando se detecta un caso (ayer por la tarde lo hizo en la residencia de Tapia de Casariego), y a los contactos estrechos se les aísla en sus habitaciones o, en el caso de los trabajadores, en sus domicilios.